martes, 3 de septiembre de 2013

Personal faileo


Error. Fail. Ese podría ser el resumen de mi día y me ha dado por llamarlo igual que lo hacen los angloparlantes: faileo (de fail, "error" y "paleo").

Aunque empecé hace cosa de dos años, llevo unos cuantos meses de paleo estricto, exceptuando el Carnaval de Notting Hill y pequeños detalles en comidas sociales. En la medida de lo posible me gusta llevar las riendas de mi alimentación, me gusta hacer paleo y no necesito ni quiero meterle otras cosas al cuerpo, ¿para qué? Mi filosofía se sostiene sobre una comida que me hace sentir bien antes, durante y después de su consumo, que me satisface, noto que me nutre y me da estabilidad física. De la bebida ni hablo porque simplemente bebo agua, café y té.

Llevo varios días enfrentándome a una serie de proyectos que están ocurriendo y es que por fin las cosas empiezan a suceder. Sin entrar en demasiados detalles de repente me veo ante una especie de mezcla entre el reto de la hoja en blanco, un "diógenes" puntual y un miedo a avanzar o mirar atrás, sabiendo que tengo que hacer correcciones que implican destrozar trabajo ya hecho. Son todo pequeños ajustes muy a corto plazo. Intelectualmente suena bien, fácil, posible. Emocionalmente, aunque puede parecer estúpido, me está resultando muy complicado porque significa actuar de modo imprevisto y corregir un error. Soy defensor de esta idea y creo que rectificar es de sabios, solo que no me veo yo tan sabio...

Lo que ha ocurrido a raíz de todo esto es que he decidido echar mano de esa "comida" sin frenos, cargada de cereales, azúcar, grasas trans y otras lindezas. Sabía lo que pasaría. Sabía que no podría parar. Sabía que no era buena idea. Pero me justifiqué con el consabido "hoy lo necesito". ¡Mentira! No lo necesito. Comer por motivos emocionales es lo peor que podemos hacer. En este mundo neolítico podemos justificar nuestras elecciones alimenticias a través de nuestro humor, pero eso no es natural para nuestro cuerpo. Conozco la sensación de "hoy me hace falta esto" aunque realmente no la he tenido. Por suerte estoy desenganchado de esas cosas pero he buscado una justificación para posponer mi tarea y para encontrar una satisfacción fácil que sabía que no iba a tener realmente. De alguna manera aún persiste en mí la idea de esa satisfacción de la comida basura. Es algo aprendido durante muchos años y con lo que cuesta luchar.

Esta historia tiene una parte positiva. Hace unas horas he parado por fin. Físicamente no me siento especialmente bien pero tampoco me siento mal, como antes de decir "¡basta!". En ese momento estaba sin energía, con ganas de dormir, hinchado, incómodo, aletargado pero con el pulso acelerado (por supuesto después del subidón inicial "¡esa peñaaaaaaaaaa!, ¡yujuuuuuuuuuuuuu!"). A estas horas mi cuerpo ya ha entrado en modo [te has pasado tres pueblos y *"·$%"·*&"·$%2·*//W$%%%%*"·$] y me manda mensajes de "¿qué he hecho para merecer esto?"Mañana sé que me encontraré bien. Desde luego soy un afortunado que se puede permitir estas cosas, lo cual no implica que lo vaya a hacer rutinariamente.

Ahora seguiré con esos proyectos. Me tienen encantado, estoy ilusionado, veo que marchan y que me demandan mucha energía, tiempo y, sobre todo, pensamientos. Estas cosas están todo el día en mi cabeza y de ahí que por ocasiones me frustren un poco. Además no estoy especialmente habituado a los procesos creativos, los tengo un poco oxidados y van arrancando a base de percutir las neuronas.

Esta entrada no la he escrito como una queja, sino como un recordatorio de que esto ocurre y es bueno darls importancia porque al final solo nos acordamos de lo positivo. Dar énfasis a los buenos recuerdos es indispensable para nuestra felicidad, ánimo e incluso supervivencia, pero necesitamos ciertas notas mentales en cuanto a "desaprender" se refiere. He aquí una.

Otra cosa que he aprendido, o más bien recordado, es la sensación de la comida neolítica. Ese rico cruasán, ese fundente helado, ¡son engaños! Pase probar un bocado de vez en cuando, pero no es para mí. No son sabores ricos, sino hiperestimulantes. Es como una foto de Instagram, con el contraste al máximo y un filtro de locura. No es una captura real del momento, igual que estas comidas no son comida de verdad, sino una exageración. Al igual que la foto acaba con un resultado espectacular, también aquí tenemos un espectáculo gustativo. Veo en los comentarios de la gente, en MasterChef y en las críticas de restaurantes que lo que importa de la comida es el sabor. Bueno, eso es relativo, y espero escribir pronto al respecto. Lo importante es lo que esa comida nos aporta, incluyendo el sabor pero también otros factores. ¿Cómo nos hace sentir después de un rato? ¿Qué beneficios a largo plazo nos ofrece? ¿Es adictiva? Evaluar estas preguntas, reeducarnos y buscar un equilibrio basado en lo natural debería ser la norma.

También quiero recalcar algo que a menudo comentan las chicas del podcast de Balanced Bites: el perfeccionismo paleo. Suelen decir que no creen en ello, que nadie sigue la dieta al 100% y que además no tiene sentido. Sin llegar a la regla del 80% de Mark Sisson, en el mundo actual no podemos ser 100% paleolíticos. Si es por problemas de salud lo mejor es rozar ese número pero de lo contrario es mejor no dejar que lo perfecto sea enemigo de lo bueno. Al final se trata de optimizar nuestras posibilidades y hacerlo lo mejor que sepamos, sin que esto sirva a su vez como excusa. Intentaré seguir en esa especie de 99% desde hoy mismo, ¡no desde mañana!

Espero que esto pueda ayudar a alguien, porque generalmente las historias personales nos hacen empatizar aunque cada persona sea diferente. Yo, desde luego, necesitaba escribirlo y necesitaba decir "perdóname Robb Wolf, porque he pecado". Sí, como una perra.

Volviendo al modo [Shine bright like a diamond] en 3, 2, 1. Nota para Rihanna: si supieras el daño psicológico que me has hecho con esa frase, estarías arrepentida bajo tu paraguas (aguas, aguas). Na-na-na come on!!!

4 comentarios:

  1. Muy bueno, el post... sin duda, es muy bueno el blog, vamos a seguir adelante y a entender que un tropiezo cualquiera lo puede tener, lo importante es entender que es solo un tropiezo.
    Saludos Cordiales

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    1. Gracias por tu comentario, José. Si es que en el fondo nos ha pasado a todos y quien diga lo contrario, ¡miente! Somos humanos y se aprende todos los días.

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  2. Animo Carlitos! Para mi es un síntoma de que lo estás haciendo bien...kiss!! Pilar

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