lunes, 30 de diciembre de 2013

Propósitos de año nuevo


"Hacemos el balance de lo bueno y malo, cinco minutos antes de la cuenta atrás". Lo decían Mecano y es cierto. Probablemente una de las pocas frases sensatas que escribieron es la que ahora me viene la mente, a poco más de 24 horas de que se termine 2013.

Cerrar el año y saludar al nuevo que entra es un momento emotivo pero simbólico, puesto que ese momento, ese cambio es más arbitrario que natural (no está basado en acontecimientos concretos como pueden ser los solsticios). Como mi cumpleaños es poco después, mis propósitos se fijan a partir de ahí, ya que puedo pensar con más claridad. También es una fecha que se puede considerar fruto del azar pero al menos es personal.

La mayoría, sin embargo, prefieren hacer su lista de "mejorar en..." para empezar el día 1 (o quizás el 2) de enero. Esto está apoyado en ese recuento o balance que nos cantaba Ana Torroja. Si hay algo que queremos cambiar, ese deseo encuentra un hueco con el cambio de año y el consabido "año nuevo, vida nueva".

Lo mío, en esta ocasión, será más bien sencillo. Al menos sobre papel. Voy a dejar de dar consejos de nutrición a quién no me los pida y ayudar más a quien sí lo desee. A aquellos que se sitúan en el punto medio de "pregunto pero en realidad voy a hacer lo que me salga de los cataplines" directamente los voy a ignorar. Y es que también llega un punto en el que uno se siente estúpido cuando intenta explicar las cosas y ve que al momento le cambian de tema y miran para otro lado. "¿Me has escuchado?"

No tengo pensado nada más, simplemente intentar ser un poquito mejor cada día, tener más paciencia, y ponerme más en el lugar del otro.

¿Cuáles son tus propósitos? Si te sirve, te recomiendo que los valores honestamente, fijes metas realistas, hagas un calendario si lo necesitas y no te frustres. Tampoco te dejes llevar demasiado por el énfasis del momento e incluso puede ser recomendable que fijes una fecha ligeramente posterior, como el 15 de enero, por ejemplo, con las fiestas ya bien terminadas.

Esta será la última entrada del año, así que deseo que tengas un 2014 cargado de éxitos, satisfacciones, amor, salud y que sea tan solo el principio de una vida mejor cada día. Me gustaría transmitir estos deseos todos los días, pero es más fácil cuando la ocasión se da a ello.

lunes, 23 de diciembre de 2013

¡A disfrutar de la Navidad!


Ahora que estamos a unas horas de nochebuena, es buen momento para prepararnos para las fiestas. Mañana será esa primera noche a la que seguirán las comidas de Navidad y Reyes, así como también las cenas de nochevieja y otras vísperas que proceda. Debido a lo especial de estos días, podemos aprovecharlos para que sean mejores que nunca en lugar de arrepentirnos una vez que hayan pasado.

Me gustaría dar una serie de consejos o ideas que puedan ayudarte en este propósito y me quedaré a la espera de que sumes los tuyos porque me encantaría leerlos. Algunos de los que doy son genéricos y otros específicos para los días que rodean el cambio de año.


¿Cuál es tu situación personal?
No es un consejo ni una idea, sino una evaluación previa inevitable. Antes de saber cómo prepararnos para todos estos eventos hemos de ponernos en situación. Si tenemos algún tipo de alergia o enfermedad, sabemos que hay unos límites que debemos respetar para evitar convertir estos días en una tortura. Piensa aún así en disfrutar. La palabra "restricción" debe convertirse en "opción" y de ahí a "disfrute". No dejes que un límite sea una frustración, sino la razón que te permita recorrer otro camino. ¿Diabetes? Olvida el turrón y disfruta de unos frutos secos. ¿Malestar estomacal? Mal día para que esto ocurra, pero una ocasión perfecta para preparar un caldo de pollo reconfortante y cambiar el "pues vaya putada, ¡en estas fechas!" por "Navidades originales". Y piensa en las risas cuando más adelante veas las fotos de la comilona con el caldo de pollo. Siempre hay forma de hacer que algo sea positivo.


Comiendo fuera de casa
Probablemente esta sea la situación más difícil de encarar. Ante la avalancha de postres neolíticos, ofrécete a llevar alguna receta que elabores previamente. Puedes probar con los polvorones del otro día. También puede ser buena idea preguntar qué habrá de menú por si fuese necesario llevar algo más, pero sin pasarse, que lo importante es disfrutar. Céntrate en hacer relaciones sociales, hablar con la gente que hace tiempo que no ves y en mantener una actitud positiva. Antes de que te dés cuenta todo habrá acabado, así que aleja tus manos de alimentos que te van a sentar mal y úsalas para abrazar, compartir, enseñar y comunicar con lenguaje no verbal.


Comiendo en casa
Como defensor de los platos sencillos, me parece imprescindible resaltarlos aquí nuevamente. Si te ha tocado preparar el menú para alguna de estas comidas o cenas, es un gran momento para simplificar. Hacer las cosas sencillas es muy importante. Estos días tendemos a preparar cincuenta platos, varios mariscos de distinta clase e infinitas variedades de turrón y otros dulces. Te recomiendo también los polvorones publicados recientemente. En cuanto a qué preparar, me encanta optar por carnes asadas con verduras. Además de que encajan con la celebración, a todo el mundo le suelen gustar. Si no te atreves con el cordero, otras opciones pueden ser más sencillas. El pollo al horno se prepara muy fácilmente y el resultado es siempre bueno. Acompaña el ave con unas verduras troceadas en la misma fuente. Para beber elige agua y té aunque un poco de vino también vendrá perfecto para acompañar. Insisto, un poco.


Socializa
Lo decía más arriba pero vuelvo sobre ello porque es importante aprovechar estas ocasiones. Esta es realmente la razón de todos estos eventos. Relaciónate con tu familia, amigos, o incluso recién conocidos. Habla, escucha, ríete, haz fotos, atiende a los demás y juega. Fíjate en cómo actúan los niños si hay alguno alrededor, ya que son los protagonistas reales y siempre nos enseñan algo.


Mantén una actitud positiva
Suena mal decir que tenemos que ser felices porque sí durante estos días. La realidad es que deberíamos ser felices casi siempre, y más aún cuando las circunstancias lo permitan. Con mantener una actitud positiva me refiero más al tema de la comida. Es peor comer algo "bueno" con una actitud "mala" ("esto me va a sentar mal") que al revés. De nuevo, disfruta. Maneja tus límites, pero disfruta.


Felicita y agradece
Parece que aquello de "feliz Navidad" es una muletilla sin importancia. Esta idea no me gusta nada. Cada vez que digo "feliz Navidad / año / cumpleaños / ..." intento darle sentido, decirlo de verdad y no de manera automática. Creo que así es mejor para ambas partes porque ese pensamiento también me hace sentir bien, esperando que realmente esa persona sea un poquito más feliz. También es importante agradecer, con palabras y con hechos. Los regalos que nos hacemos son una muestra física de agradecimiento (te regalo algo porque estoy agradecido de que formes parte de mi vida).


Crece
Si tienes vacaciones, este es un gran momento para expandirte. Como el clima no acompañará para otras actividades, estos días me gusta leer más y ver vídeos o películas de divulgación, de temas que me interesan. Seguramente aprovecharé la noche de fin de año para estar en vela aprendiendo un poco más. Hace años que no me interesa salir en nochevieja pero sí que el cambio de año puede tener un significado diferente si así uno lo quiere. Las fiestas también pueden servir para poner orden en ciertas tareas o proyectos.


Muévete
Dentro del contexto de socializar podemos añadir los juegos u otras actividades físicas como dar un paseo acompañados, enfundados en gorros de lana y chaquetas enormes. Si vas a hacer deporte, y previendo la gran ingesta que vendrá, es mejor que lo hagas antes que después. Si primero entrenas (sobre todo ejercicios de alta intensidad) es recomendable que esto sea un poco antes del consumo de alimentos. Así se refuerza el ciclo de recompensa (haces deporte y luego te das el capricho del banquete), se rellenan los depósitos de glucógeno recién vaciados y se consigue no llegar con tanta hambre a la mesa.


Un pequeño truco
En lugar de estar todo el día sin comer para compensar las calorías posteriores, es mejor tomarse dos buenas cucharadas de aceite de coco 15-30 minutos antes de comer, para activar el proceso de digestión y a la vez dar la señal de "empiezo a saciarme". Funciona. Y no te frustres al final si te has pasado e intenta volver al camino correcto cuanto antes.


Cuidado con lo que dices
Si el resto de comensales no conocen tu dieta o tienen preguntas, es mejor reservarlas para el final de la cena. Recuerda lo expuesto más arriba acerca de comer con la actitud adecuada. No querrás que te estropeen la comida ni tampoco que los demás miren a su plato preguntándose por qué han puesto esa salsa cargada de omega-6. Ni hay que ser exagerado, ni tocar ciertos temas estando a la mesa. Los enfados podrían llegar fácilmente y no es lo que queremos.


Un día es un día
Si dentro de tu historia caben un trocito de turrón y un bizcocho, adelante, a por ello. Vuelvo de nuevo con lo importantes que son los límites, pero también su flexibilidad. Si en las fiestas no eres un poco flexible, ¿cuando lo serás? Vivimos en un mundo cargado de infinitas opciones y, aunque muchas no sean saludables, tampoco lo es para muchas personas resistirse al 100%. No te vuelvas loco/a, eso es todo.


Por último, tal y como decía arriba, quiero pedirte que si deseas añadir algo más, te atrevas a dejar unas líneas en los comentarios. Estaré muy agradecido por ello.

Feliz Navidad. De verdad.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

El secreto para estar joven, delgado/a, sano/a, fuerte y mejor en general (II)

Quizás han quedado unas cuantas dudas acerca de la entrada anterior. Vamos a despejarlas.

Cuando hablamos de alimentos de verdad nos referimos a aquello que la naturaleza nos ofrece. Así, hemos de descartar productos. Sí, productos. De esta manera se simplifica nuestra elección. Cuando nos preguntemos si algo es comida de verdad podemos cambiar esta pregunta por "¿es un producto?". Los cereales de desayuno, las sopas de sobre, los cubitos de caldo, etc. son productos. Esto significa que alguien los ha elaborado previamente, los ha procesado, han pasado por una fábrica... No son un trozo de carne, una fruta o un huevo, sino algo que la industria alimentaria ha manipulado.

Los aditivos o, por el contrario, los resultados de un proceso de refinado, tampoco son comida de verdad. El azúcar, los conservantes artificiales o la retahíla de números E-XXX son algunos ejemplos.

En la comida de verdad encontramos 4 grupos que no coinciden realmente con lo que nos han hecho creer durante mucho tiempo. Estos son: fruta y verdura; carne/pescado/huevos; aceites/grasas, y frutos secos. ¡Vaya, parece que nuestras opciones se reducen! Pues no es cierto. Con esas cinco cositas puedes comer infinidad de cosas. Pero, ¿por qué esos grupos en concreto? Pues simplemente porque son el tipo de comida que ha estado disponible siempre y, por tanto, la que nuestro cuerpo aceptará y aprovechará. Esos alimentos y nuestra especie han seguido un proceso evolutivo en el que han coexistido y, por tanto, adaptándose entre sí, dejándose a muchos individuos "no adaptados" por el camino. Así, cada uno de estos nuevos grupos de alimentos son necesarios por diversos motivos. Simplificando:
-Fruta y verdura: vitaminas, minerales y fibra. La fruta además aporta azúcar en forma de fructosa, y algunas verduras nos proporcionan almidón.
-Carne, pescado, huevos: proporcionan grasa pero su importancia radica en el aporte de proteína, que ayuda a crear tejidos (hueso, músculo, tendones, órganos) y a mantenerlos y repararlos. Según el tipo pueden contener mayor o menor cantidad y tipos de vitaminas y minerales. El pescado azul, además, es buena fuente de ácidos grasos esenciales (imprescindibles).
-Aceites y grasas: la grasa nos da energía y es necesaria para absorber ciertas vitaminas que son solubles en ella y no en agua.
-Frutos secos: proporcionan ciertos minerales, fibra y gran cantidad de grasas variadas. No son un alimento imprescindible pero aportan variedad a la dieta. Debemos intentar no sobrepasarnos con ellos, ya que la naturaleza no los puso envasados sin cáscara, sino que vienen envueltos con una cubierta dura que debería impedir consumir demasiada cantidad. Los cacahuetes no son frutos secos, sino legumbres.

También hay unos cuantos alimentos de mentira, disfrazados como comida real. Si bien están disponibles en la naturaleza, no se "diseñaron" para que los consumamos.
-Cereales y legumbres: para poder comerlos hay que remojarlos, refinarlos, molerlos y/o cocerlos. Aunque nadie se comería un trozo de carne crudo es más bien por razones higiénicas, de gusto y culturales. Sin embargo si uno se come granos de cereal o legumbres tal y como vienen, saldrían de nuestro cuerpo de la misma forma que entraron: enteros. Es para pensárselo.
-Leche: merece una distinción especial, porque a muchas personas no les causa problemas, pero lo que debe quedar claro es que la leche que vemos en el supermercado no es un alimento real. Consumirla ya será decisión de cada uno. Otra cosa es una leche de calidad, de esas que ya casi no se pueden encontrar. Y también debemos tener en mente una cosa: las vacas no son nuestras esclavas y su leche existe para que los terneros se alimenten de ella. ¿Que nos puede nutrir? Puede ser, según la persona, pero no es cierto que sea un alimento imprescindible.

Insisto: Come alimentos de verdad.


Para saber más:
Eliminando cereales, legumbres, lácteos y lo que proceda
¿Qué es lo que no puedo comer? Y por qué
¿Qué se come en la dieta paleolítica?

lunes, 16 de diciembre de 2013

El secreto para estar joven, delgado/a, sano/a, fuerte y mejor en general

Cada maestrillo tiene su librillo pero hoy me gustaría compartir un truco infalible para optimizar tu vida de una manera que no te habías imaginado jamás. Quizás no solucione todos tus problemas, pero te aseguro que se aproximará a un truco de magia por lo bien que funciona. Se lo recomiendo a todos aquellos que me preguntan buscando soluciones a varios problemas.

¿Quieres estar más fuerte?

¿Quieres encontrarte mejor todos los días?

¿Quieres dormir bien, sentirte descansado/a y despertarte con ganas de ir a por un nuevo día, agradeciendo la oportunidad de empezarlo?

¿Quieres rendir más en algún deporte o simplemente en tu día a día?

¿Quieres notar cómo tienes energía a todas horas?

¿Quieres olvidarte de muchos de los malos hábitos que te preocupan?

¿Quieres dejar de tener que comer 5 veces al día?

¿Quieres utilizar menos medicamentos, productos de higiene, cremas, jabones, etc.?

¿Quieres que tus hijos crezcan más sanos, fuertes y ágiles? ¿O que tus mayores se encuentren como hace 30 años?

¿Quieres sentirte mejor que cuando estabas en el instituto?

¿Quieres visitar el médico con menos frecuencia y evitar tener que coger bajas laborales o estar enfermo/a en tus vacaciones? ¿Y terminar con los síntomas de una enfermedad crónica.

Y... ¿Te gustaría disfrutar de todas y cada una de las comidas que realizas tanto o más de lo que disfrutas con un postre?

Sí, son muchas cosas, lo sé, por eso te pido que vayas un poco más abajo, donde explico detalladamente la solución a cada una de ellas. No prometo que funcione, pero sí que será inocuo por lo menos, así que no hay riesgo en probar.


































































COME COMIDA DE VERDAD

viernes, 13 de diciembre de 2013

Receta paleolítica sencilla de polvorones / mantecados de cacao y canela

Receta paleolítica sencilla de polvorones / mantecados de cacao y canela

El otro día me puse manos a la obra para probar una receta de polvorones y la verdad es que el resultado fue excelente, así que me animaré para prepararlos también en nochebuena. No soy defensor de transformar recetas para hacerlas paleo, sino que opto por la comida real, aunque por las fiestas navideñas tenemos casi la obligación de hacer estas conversiones. Si tú también quieres probar, ¡vamos a por ello! Como siempre, la receta está hipersimplificada y, si yo puedo hacerlo (tengo muy poco arte en la cocina) ¡tú también!


Me gustaría, antes, hacer varias puntualizaciones con respecto a los ingredientes.

Los mantecados reciben este nombre porque se utiliza manteca de cerdo en su elaboración. Puedes elegir otra grasa si no tienes este ingrediente a mano y el aceite de coco o la mantequilla (si consumes lácteos) son perfectamente válidos. A mí me gusta especialmente el aceite de coco, como seguramente sabrás, y le da un toque que le sienta muy bien.

Verás que sugiero el "equivalente a 40g de azúcar". Evidentemente no usaremos azúcar blanquilla, sino algún edulcorante "paleolítico". Cierto es que no existe tal cosa, pero hay opciones aceptables. Tomamos como referencia el azúcar de mesa, no obstante, porque todo el poder endulzante se especifica a partir de él. Podemos usar algún polialcohol, como xilitol; miel (recuerda que es paleolítica pero básicamente azúcar), o azúcar de coco, por ejemplo.

Para darle un toque de sabor he hecho dos variaciones (ambas buenísimas) en la receta que aquí presento: una es con cacao puro y semillas de sésamo, y la otra con canela y coco rallado. Se pueden utilizar otros sabores, siempre naturales, que sugiero en la lista, o bien otros que elijas. Prueba otras combinaciones que se te ocurran, elimina el coco si quieres, o prescinde de las semillas de sésamo. Me gusta simplificar y esta es una forma de hacerlo.

La base del polvorones es la almendra, una de las reinas de estas fiestas. Está presente en este postre y en otros como el turrón. Como todos los frutos secos, ¡me encanta! Y seguro que a ti y los tuyos, también. Dicho esto, podemos hacer los polvorones únicamente con gusto a almendra, sin añadir el cacao, la canela u otro ingrediente que tenga el propósito de dar sabor.


Una vez puntualizados los ingredientes, hablemos de la nutrición de este dulce. Debemos tener claro que es algo para consumo puntual, así que no debemos pasarnos comiéndolos todos los días ni en grandes cantidades. Los frutos secos forman parte de la dieta paleolítica pero se deben limitar, ya que de forma natural no son tan accesibles como los tenemos hoy en día. Prueba a recolectar y abrir almendras, a ver cuando te cansas. También ten en cuenta que son ricos en omega-6 y desequilibran la proporción con respecto al omega-3. Si hablamos del edulcorante (polialcoholes, miel u otro) aunque sean naturales tampoco son fácilmente accesibles. Conclusión: disfruta sin pasarte; es un plato para disfrute saludable, pero no especialmente nutritivo.


He preparado estos polvorones en un horno de leña, así que la temperatura no ha sido exacta ni constante, pero 150ºC-180ºC deberían funcionar para un horno convencional. Simplemente mantén el ojo alerta. Al no ser necesario que suban (como un bizcocho) este parámetro no es de tanta importancia y únicamente debemos evitar que se quemen o se acerquen a ese punto.


Pues ya que he soltado la charla, soltaré ahora la receta. ¿Listos?


Ingredientes
Base:
· 125g de harina de almendra (o almendra molida fina, que es lo mismo)
· 60g de manteca, aceite de coco u otra grasa (ver notas al principio de la entrada)
· edulcorante equivalente a 40g de azúcar
Opcional, para la parte superior:
· almendra en trocitos, semillas de sésamo, ralladura de limón o coco rallado
· huevo batido para "pintar"
Si deseas darle otro sabor puedes optar por alguno de estos ingredientes para sumar a los de la base:
· 1 cucharada sopera de cacao puro.
· 1 cucharada sopera de coco rallado.
· 1/2 cucharadita de canela.
· vainilla.
· ralladura de medio limón.


Preparación
One- Poner la harina de almendra en una fuente para horno, extendiéndola por la superficie. Meterla en el horno y sacarla cada minuto para darle unas vueltas y volver a extenderla e introducirla varias veces hasta que salga muy ligeramente tostada. De esta forma no se quemará ni amargará. Tendrás que hacerlo muchas veces.

Two- Una vez que la harina esté fría, mezclarla con el resto de ingredientes, amasando hasta conseguir que la grasa se mezcle bien, por lo que recomiendo que sea lo último en añadir.


Three- Dar forma a la pasta resultante y colocarla en una fuente para horno previamente engrasada o bien con papel para que no se peguen. Para moldear los polvorones, hay que hacer bolas y aplastarlas o usar moldes de galletas u otro tipo. Yo he utilizado unos de corazón porque se los encontré a mi madre (estos días y hasta que se acaben las fiestas estoy en su casa) y me daban buen rollo. ¡Amor para todos! Si quieres decorar la superficie primero "píntala" de huevo y luego esparce las semillas, trocitos de almendra o ralladura de limón o de coco.

¡Caramba!- Después de hornear durante casi 10 minutos, déjalos enfriar para que endurezcan. Si no lo haces, se romperán. Di que has hecho polvorones caseros pero no menciones que son paleolíticos, ¡a ver quién se da cuenta!
polvorones de canela y coco
¿Necesitas aceite de coco? Encuéntralo aquí

lunes, 9 de diciembre de 2013

Cómo compatibilizar la dieta paleolítica con las costumbres actuales



El otro día me llegaba a los oídos la historia de una chica y sus "amigos". Todo el grupo era paleo aunque ella hacía una versión más relajada. Entre otras cosas, consumía lácteos. Cuando reveló este "secreto" al resto de sus amigos, casi la apedrean. Desde entonces simplemente dice que su dieta consiste en evitar cereales, azúcar y alimentos procesados.

La historia anterior me hizo pensar en las etiquetas, en la manera de vivir este modo de alimentación y compaginarlo con el resto de nuestra rutina y la de las personas que nos rodean.

Antes de nada me gustaría comentar que la dieta paleolítica, aunque tiene unas bases que podemos considerar concretas, es personalizable. Para quien tolere los lácteos es perfectamente válido que los consuma. También es respetable cualquier otra modificación dentro de los objetivos, tolerancias, alergias e historial de cada persona.

Desde mi perspectiva, escribiendo, intento ser cuidadoso. Es por ello que me gusta dejar claro si algo es rígido o flexible, y que cada cual se adapte o bien juzgue para sí. Siempre que pueda, lo haré así, informando al máximo. Supongo que en cada uno de los artículos que escribo habrá varios errores, por mucho cuidado que tenga. Pueden ser estos de estilo, de lagunas por lo que desconozco o simplemente falta de información mía o de la comunidad (paleo, médica, científica...) en general. Contra estos últimos no hay nada que hacer, pero intento corregir los otros. Pretendo propagar esta información de modo que no resulte dogmático, sino mostrando un abanico lo más amplio posible y, a la vez, manteniendo toda la precisión que pueda. Entiendo que quien lo lee no tiene por qué disponer de conocimientos avanzados en la materia (ya que en ese caso estaría visitando un blog o web diferente, más complejo) y, desde mi humilde punto de vista, quiero despejar dudas e intentar crear un contenido didáctico. Sé que uso mucho la palabra "depende" y similares. Es voluntario. No se pueden crear pautas rígidas en algo tan amplio como la salud o la nutrición. Aunque inevitablemente nos comparamos, no somos iguales que la persona que tenemos al lado, sin importar incluso que sea de nuestra familia. No sólo tenemos un cuerpo distinto, sino otras metas y hasta puntos de vista distintos que nos pueden hacer variar el patrón que seguimos.

Espero que con todo lo anterior,quede claro que cada cual tiene derecho (dentro de unos límites razonables) a elegir cómo personalizar su plato, su nevera y su vida en general, sin dejar de ser paleo.

A pesar de esta larga introducción, toca hablar del tema principal: paleo y vida.

Si quieres que tus costumbres no sufran por seguir un estilo de vida paleolítico, lo primero que te aconsejo es que conozcas tus posibilidades. Esto implica valorar las responsabilidades, horarios, eventos, trabajo y demás que pueden aparecer en tu día a día o esporádicamente. Lo siguiente es superar o modificar aquellas que podamos y evaluar cuales de ellas son inevitables y cuales podemos cambiar aunque nos cuesten porque están en nuestra zona de confort. Un ejemplo es el de coger un sándwich para llevar de camino a casa porque sé que no tengo nada en la nevera. La solución paleo sería optar por unos frutos secos o simplemente hacer unos huevos en cuanto lleguemos. Con un pequeño cambio se consiguen muchas mejoras, sobre todo porque se vence la inercia, la costumbre.

Cuando tengas un compromiso social, también hay que tener cuidado. Dependiendo de su naturaleza, es mejor actuar de una forma o de otra. Si siempre sigues las normas, no pasa nada porque un día te las saltes. Si es una comida familiar o con amigos de confianza, es posible que no tengas problema en seguir una dieta paleo como de costumbre. Si no te sientes preparado/a porque lleves poco tiempo u otro motivo, quizás deberías intentar adaptarte a lo que se presente. O puede que recibas el bombardeo de preguntas y órdenes del tipo "¿cómo no vas a comer pan?", "¿desde cuando no tomas postre?", "pues esa forma de comer no es normal", "lo natural es hacer dieta mediterránea". Seguramente los que dicen lo de la dieta mediterránea son los primeros en tomar postres azucarados todos los días (lo cual no está en línea con esa dieta) pero no es cuestión de juzgar a nadie. Si ocurre el bombardeo anterior, lo mejor es dejarlo y no discutir durante la comida. Ni a ti ni a los demás les gusta que les amarguen la cena, así que déjalo para después y no discutas. Si a alguien le interesa lo que haces, lo preguntará. Si no le interesa, no intentes convencer.

Puede que juegues con los hidratos de carbono o incluso estés haciendo una versión paleo cetogénica. En este caso recuerda que saltártela un día implica que lo pagarás durante unos cuantos, según como funcione tu cuerpo. La adaptación al modo quema-grasa puede romperse fácilmente y es posible que cueste volver a ella, quizás no tanto como la primera vez, pero tampoco tiene por qué ser un camino de rosas. En ese caso, si tienes una comida o evento, valora si te vale más la pena evitarla, adaptarte, explicar tu situación, poner una excusa o plantear alternativas. Quizás puedas pedir un plato personalizado o llevar tu propia comida. Es una decisión delicada y depende de ti. Sea cual sea tu elección, no la tomes en el último momento, sino de antemano. Suena un poco fuerte pero es la realidad.

Si tienes algún tipo de enfermedad, trastorno o historia particular, mi consejo es que no te salgas de la paleodieta a no ser que sea total y absolutamente inevitable. He visto muchos testimonios de personas que tienen intolerancias, por ejemplo, y por probar "un poquito" un día acaban pasando varios días mal. Lo que ocurre muchas veces es que quien tiene este tipo de problemas se desintoxica de aquello que le sienta mal y al reintroducirlo su cuerpo no está preparado. De esta manera surge una reacción que puede manifestarse con uno o varios síntomas como vómitos, mareos, malestar o dolor abdominal. Esto no quiere decir que su cuerpo se haya debilitado de repente, sino que antes luchaba de forma frecuente contra un elemento dañino y estaba preparado aunque estresado de forma crónica. Al enfrentarse de nuevo a ese elemento, no está preparado y la respuesta es aguda. Aunque esta segunda respuesta es más dolorosa, es puntual; la primera, sin embargo, va haciendo daño a lo largo del tiempo y puede acabar por crear síntomas irreversibles, como la continua gota de agua cayendo sobre la roca.

Cuando algo "salga mal", lo mejor es volver a recuperarse cuanto antes, portándose bien sin demora. Nada de culpas ni remordimientos. Si no tienes síntomas, mejor, pero si los tienes no te tortures y hazlo lo mejor que puedas. Recuerda que estás invirtiendo en tu salud y que si habitualmente te sientes bien, con energía, fuerza y optimismo es porque te estás cuidando. Habrá quien necesite hacer trampa de vez cuando, lo cual es también perfectamente válido. Comer es también compartir con los demás.

Como conclusión me gustaría insistir en lo importante que es la personalización. A lo mejor sigues una dieta paleolítica estricta o a lo mejor te consideras más bien "primal". Quizás seas de los que comen ciertos "almidones seguros" como en The Perfect Health Diet. Es posible que no seas 100% perfecto/a con tus elecciones sino un 80% y que necesites hacer trampas en alguna ocasión. También puede darse el caso de que tengas tu propia versión, como la muchacha del ejemplo, que tomó la inteligente decisión de poner a su dieta la etiqueta de "simplemente evito cereales, azúcar y alimentos procesados". Y es que al final todo es cuestión de etiquetas y normas que probablemente deban ser más flexibles y reducirse a que comas comida de verdad y evites aquello que no le guste a tu cuerpo. En todo caso, toma decisiones inteligentes, quiere a tu cuerpo, adáptate, elige alimentos de la mayor calidad que puedas y no te olvides de disfrutar de todo ello ya que si no no tiene sentido.


Imagen: http://loquedicelacienciaparadelgazar.blogspot.co.uk/

lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Por qué no adelgazo? Otras 6 posibles razones


Hace un tiempo hablé de algunas posibles razones por las cuales puedes no estar adelgazando. Como estos motivos pueden ser casi infinitos es mejor que hagamos una lista bien amplia. Puede que entre tus obstáculos se encuentren estos o los de la entrada anterior.

No hacer una cantidad de ejercicio adecuado
Volvemos al tema del equilibrio. Hacer demasiado ejercicio es estresante y nos hará consumir más calorías o bien agotar el cuerpo (aunque nos sintamos bien por los efectos de este ejercicio). No movernos lo más mínimo también es negativo. No estamos diseñados para uno ni para lo otro. Recuerda las reglas 3, 4 y 5.

Cafeína
La cafeína provoca alteraciones hormonales y crea dependencia. Sin embargo también la podemos utilizar a nuestro favor. Pero si consumes café todos los días, tu cuerpo se habrá acostumbrado a ello. Esto quiere decir que funcionará de la misma manera que si nunca lo tomases, con la diferencia de que cada vez que lo bebas estarás causando un pequeño daño a tu cuerpo. Algunos beneficios de la cafeína son la mejora de la concentración y del rendimiento deportivo. Por eso, dentro de un plan de adelgazamiento, la cafeína puede dar un pequeño empujón si se consume de manera puntual, a corto plazo. Un buen momento para hacerlo es aproximadamente una hora antes de hacer ejercicio, ya que nos preparará para la acción. Y mejor si es por la mañana, ya que provoca una subida de cortisol, ayudando a ponernos a tono. El cortisol debe estar alto por la mañana y bajo por la noche de forma natural, para ayudar a cumplir un ciclo diario de estado de alerta y sueño.

Referencia errónea
Este no es un fallo de método, sino de observación. Cada persona es diferente y lo manifestará de una manera u otra si es que le ocurre. No quiere decir que no tengas resultados, sino que no los estás viendo y piensas que no estás perdiendo grasa. Un ejemplo sencillo es el de ciertos casos en los que se pierde grasa abdominal e incluso centímetros de cintura pero al principio da la impresión de que la piel cuelga un poco y está menos firme. Esto da a su vez la apariencia de mayor masa grasa debido a esta flacidez. Piensa que la elasticidad de la piel tiene un tope y un periodo de adaptación que depende de factores como genéticos, cantidad de variación o edad. En la mayoría de los casos esa piel recuperará casi toda su firmeza con el tiempo y buena constancia. Otras referencias erróneas son utilizar diferentes elementos de medida en cada ocasión o fiarse de espejos que están en distintos lugares, donde tanto la luz como el espejo en sí pueden hacernos ver diferentes. Simplemente no te obsesiones con las referencias para ver por qué no cambia tu composición corporal, date tiempo y sé constante.

Químicos
Algunos productos químicos como el Bisfenol-A pueden interferir en el peso y en muchísimas funciones corporales. Este compuesto de ciertos plásticos es un conocido disruptor endocrino, lo cual significa que altera el funcionamiento hormonal y, por tanto, el control del peso corporal entre otros. Estamos rodeados de productos químicos de los que desconocemos su alcance en nuestra salud y bloquean un estilo de vida saludable. Es recomendable evitarlos en la medida de lo posible, tanto para la limpieza del hogar como para la higiene personal. Una forma sencilla es reducir el uso de aquellos que necesitemos, descartar los que no y, sobre todo, evitar el plástico todo lo posible (en especial el que esté etiquetado con los símbolos de reciclaje 3, 6 o 7). Y jamás calientes plástico, ya que es una forma rápida de dañarlo y hacer que sus tóxicos se liberen.

Dormir mal
¿Te acuerdas de la regla 6? Pues es que dormir de una manera incorrecta trae una serie de problemas. A nivel de perder grasa nos puede afectar aumentando nuestro nivel de estrés y provocando consumir más comida de la que necesitamos. También hay otro mecanismo de compensación similar causado porque intentaremos compensar la falta de energía del sueño con una ingesta calórica que nos provea de una energía que realmente no necesitamos. En cuanto a los cambios de composición corporal (perder grasa y ganar músculo), debemos recordar que el descanso es lo más importante para construir músculo y si esto falla dejamos de ganar tejido muscular.

Comer poca grasa
Una cosa rara, ¿verdad? Pero es cierto. Para quemar grasa hemos de comer grasa, para "despertar" este sistema en nuestro organismo. Dejemos de atender a viejos dogmas que son incorrectos y empecemos a consumir grasa en todas sus variedades (excepto las grasas "trans" no naturales). El aceite de coco, debido a sus ácidos grasos de cadena media, es especialmente recomendable para esta tarea. No consumas solamente aceite de oliva y recuerda que la grasa animal de buenas fuentes está totalmente recomendada. La hemos comido desde el principio de los tiempos y hasta que nos han mandado dejar de hacerlo. ¡Pero la grasa no engorda!

Si quieres saber más, quizás te interese leer Cómo engordamos y qué hacer al respecto, de Gary Taubes.

¿Algún consejo más? ¿Te has identificado con alguno de los anteriores?

jueves, 28 de noviembre de 2013

La dieta paleolítica, ¿es baja en hidratos de carbono? Lo que dicen los autores


Esta entrada es una continuación de otra anterior, publicada el lunes.

Distintos autores dan distintas recomendaciones acerca del consumo de carbohidratos en la dieta así que me gustaría hablar de algunos de ellos.


Antes de empezar, quisiera recordar al Dr. Atkins, ya fallecido. Aunque no está directamente relacionado con el mundo paleo, su famosa dieta sirvió para ver que la reducción de carbohidratos no tiene por qué estar reñida con una vida saludable. No es esto una defensa de la dieta Atkins ni tampoco comparar a los carbohidratos con el demonio, como algunas modas apuntan. Es más bien un recordatorio de que este nutriente es más versátil de lo que consideraríamos y podemos hacer números para lograr nuestros objetivos o simplemente un equilibrio.


Pasemos, pues, a revisar lo que distintos escritores de la esfera paleo nos recomiendan sobre los carbohidratos.


Loren Cordain
El que podemos considerar como uno de los padres de la paleodieta, recomienda en La Dieta Paleolítica entre el 22 y el 40% de carbohidratos sobre las calorías totales. En una dieta de 2000kCal (recomendación media para una mujer) se quedaría entre los 110 y los 200 gramos diarios, mientras que para 2500kCal (para el caso medio de un hombre adulto) el rango sería de 137 a 250. En el libro co-escrito con Joe Friel, Paleodieta Para Deportistas, las recomendaciones se basan también en el tipo de ejercicio y qué comer antes, durante o después. Desglosarlo sería hacer un resumen del libro así que directamente te lo recomiendo si tienes interés en ello.
Aquí tienes "La Dieta Paleolítica", por Loren Cordain.

Mark Sisson

Ya lo hemos comentado anteriormente. Mark sugiere una "curva de carbohidratos" que se resume así:
-De 0 a 50g al día: se da en una dieta cetogénica o un día de ayuno intermitente. No lo recomienda como algo duradero debido a que restringe el consumo de alimentos de origen vegetal.
-De 50 a 100g al día: permite una pérdida de peso bastante rápida con un límite razonable de fruta y verdura.
-De 100 a 150g al día: es la zona de mantenimiento en la que se pueden comer bastantes alimentos vegetales y la recomienda para aquellos que están en su peso ideal.
-De 150 a 300g al día: subida de peso constante. Lo dice así de claro.
-Más de 300g al día: se sitúa en lo que consume un americano medio. Es una zona peligrosa no solamente porque promueva la ganancia de peso, sino porque puede llevar a varias enfermedades y desregulaciones metabólicas.
Mark también nos dice que en caso de practicar deportes de alta intensidad consumamos unos 200g extra en los días que entrenemos.
El libro de Mark Sisson no está aún español pero puedes encontrarlo en versión original.

Diane Sanfilippo
En Practical Paleo, Diane recomienda una serie de tramos para el consumo de carbohidratos:
-De 0 a 30g al día: para aquellas personas que por algún motivo busquen seguir una dieta cetogénica.
-De 30 a 75g al día: lo recomienda para la mayoría de la gente que esté sana y no tenga mucha actividad física.
-De 75 a 150g al día: también lo considera un margen razonable para la mayoría de la gente y lo recomienda para quien haga entre 20 y 60 minutos de ejercicio diarios.
-De 150 hasta 300g al día o más: para aquellas personas que lleven un nivel de estrés muy elevado o practiquen ejercicio de muy alta intensidad.
Diane nos recuerda que el consumo muy bajo de hidratos de carbono no debe prolongarse en el tiempo ya que nos hace perder ciertos nutrientes y además puede ser perjudicial para la digestión debido a que descuida la flora bacteriana.
Practical Paleo está en Amazon.

Puedes observar que las recomendaciones no difieren especialmente entre estos autores. Otros sugieren diferentes tramos, pero la variación no es muy elevada. Cabe señalar que los números de Cordain no se refieren a una recomendación como tal, sino a los estudios que evaluó para ver el consumo de este nutriente en diversas sociedades con dietas afines a la que nos ocupa. Al final, lo que importa, es que nos sepamos ubicar en aquella zona que nos corresponde, sin olvidarse de que los números son una referencia y lo que importa es el equilibrio.


Concluimos, nuevamente, que la dieta paleolítica no es alta o baja en hidratos de carbono, sino personalizable para cada individuo.



Imagen: zazzle.co.uk

lunes, 25 de noviembre de 2013

La dieta paleolítica, ¿es baja en hidratos de carbono?


El debate de los hidratos de carbono y la dieta paleolítica gana cada día más interés. Las posiciones al respecto pueden ser:
-Cero hidratos de carbono por no ser un nutriente esencial.
-Pocos hidratos de carbono suministrados sólamente por verduras y alguna fruta.
-Nivel medio de hidratos a base de tubérculos o almidones considerados seguros.
-Pocos carbos, con ocasionales incrementos (fines de semana, recargas de carbohidratos para deportistas).
-Consumo de frutas y almidones a discreción y/o postres en versión paleo.
-Variaciones o combinaciones de las opciones anteriores.

Como ves, todo suena bastante complicado. Según la opinión, experiencia o investigaciones de cada uno, puedes situarte a un lado u otro del espectro o bien recorrerlo a voluntad.

Por supuesto, la pregunta de si la paleodieta es alta o baja en hidratos de carbono no se puede cerrar con un simple "sí" o "no". Habría que matizarlo. Personalmente, sí que diría que es baja en carbohidratos si la comparamos con otras dietas estándar, pero me parece más correcto decir que esas otras dietas son altas en carbohidratos. ¿Desde cuando hemos tenido acceso a bebidas azucaradas? ¿Cuánta cantidad de azúcar, pan, pasta o arroz se comía hace tan sólo 4 generaciones? No sé tú, pero estoy cansado de oír que los campesinos de mi pueblo comían poco más que cerdo (con su grasa) y verduras, dejando las famosas empanadas gallegas para algo más ocasional.

Si observamos la lista superior, vemos que podemos "elegir" nuestro umbral de carbohidratos. Aunque este macronutriente no es esencial (al contrario que la grasa o la proteína, podemos vivir sin consumirlo), sí que nos puede aportar una serie de ventajas. Siempre digo que la dieta paleolítica es personalizable, que lo que importa es la historia de cada persona y sus necesidades y objetivos. Este es otro ejemplo en el que aplicarlo. Podemos destacar ciertas alternativas:
-Versión muy baja, para pérdida de peso, con un consumo de menos de 50g al día. Nos permitiría deshacernos rápidamente de grasa corporal no deseada. Paradógicamente, es necesario incrementar el consumo de grasa en la dieta para que esto funcione. Estaríamos ante una dieta cetogénica que podemos usar como recurso durante unos meses. El cuerpo está preparado para funcionar de esta manera y el hecho de que en el mundo actual nunca se haga, es motivo de un sinfín de enfermedades y desequilibrios. Debería ocurrir al menos de forma puntual. Para esta versión es importante consumir muy pocas frutas y elegir aquellas que tengan menos cantidad de azúcar. Esta opción puede ser válida también para regular el nivel de azúcar en sangre, para deshacernos de los antojos de dulces o para mejorar nuestra tolerancia a la insulina.
-Versión media, estándar, para mantenimiento de peso y lograr un estado de salud óptimo. Estamos hablando de un margen de unos 50g-150g de hidratos de carbono al día. Es algo casi automático si hacemos paleodieta, ya que es la cantidad que nos van a suministrar las frutas y verduras que consumamos sin preocuparnos de cuántas son o cuál es su cantidad de azúcar. Esto nos asegura, además, que tendremos una buena dosis de las vitaminas provenientes de fuentes vegetales (en la versión anterior también lo podemos lograr, fijándonos bien en qué consumimos).
-Versión alta en carbohidratos. Sería cuando el consumo es superior a 150g al día. En principio no es recomendable excepto si tenemos un desgaste físico muy elevado. De lo contrario nos va a llevar a una ganancia de peso automática ya que contar calorías funciona con la mente y con las matemáticas, pero el cuerpo y el instinto acaban superando a la fuerza de voluntad y es más importante mantener bajo el consumo de hidratos que el número de calorías si queremos perder peso. Un deportista, sin embargo, que vacíe sus depósitos de glucógeno muscular (la glucosa almacenada en los músculos) cada día, necesitará volver a llenarlos para poder rendir nuevamente al día siguiente. Esto ocurre porque el ejercicio intenso usa como principal fuente de energía el glucógeno muscular, pero únicamente aquel depositado en el músculo que se está utilizando. Es verdad que en el paleolítico no había que hacer estas cargas para rellenar los depósitos, pero conocer esto es una ventaja del mundo moderno. En el paleolítico no existía el deporte como algo en lo que lograr un alto rendimiento, sino como algo lúdico o social y no era normal tener varios días consecutivos de alta demanda de glucógeno muscular. Así, poco a poco, el glucógeno se reponía mediante otras vías o también mediante esta carga pero igualmente de manera progresiva, sin darse cuenta. Para consumir bastantes carbohidratos podemos incluir fuentes ricas como los plátanos, boniatos, chirivías o calabazas.

El desglose anterior correspondería, a grandes rasgos, a lo que deberíamos consumir de hidratos de carbono según nuestras necesidades. Habría que matizarlo mucho más y explicar algunos mecanismos, pero sería suficiente como aproximación válida. También hay que tener en cuenta que son consideraciones generales y no es lo mismo si pesas 50kg que 120kg. Si tienes alguna duda, déjala en los comentarios.

En el tema de los carbohidratos me gustaría comentar dos cosas más: el consumo de dulces paleolíticos y el valor de la fructosa.

Muchas personas aprovechan la paleodieta para consumir dulces o postres "permitidos" sin freno. Esto va en contra de los principios de la dieta. Está bien que comas de vez en cuando unos bombones de chocolate paleolíticos, pero no debe dejar de ser ocasional, ya que aunque los ingredientes sean naturales, tu cuerpo no está preparado para que lo bombardees con ello. 

La fructosa parece la hermanita buena del mundo de los carbohidratos, pero deberíamos tener cuidado con ella. Este azúcar se metaboliza en el hígado y cuando ya no puede almacenar más, la transforma en grasa directamente, promoviendo un hígado graso. Sí, incluso con la paleodieta esto puede ocurrir. No estamos preparados para cantidades muy elevadas de fructosa, así que hay que tener cuidado con la fruta. Puedes comer varias piezas al día sin problema, pero mejor si las puedes contar con los dedos de una mano.

Para cerrar la entrada podríamos concluir que cualquier dieta que elimina la pasta, productos refinados, harinas... es automáticamente baja en hidratos de carbono. Aunque tiene más lógica pensar, como ya he dicho, que son estas otras dietas las que son altas en hidratos de carbono (en contra de la opinión médica general) y por otro lado un deportista paleo puede consumir una cantidad de este macronutriente que se aproxime a las recomendaciones estándar.

En la siguiente entrada hablaré de la opinión de diversos autores acerca de este tema.


Imagen: nutricion.pro

martes, 12 de noviembre de 2013

Higiene personal paleolítica para hombres (y mujeres) modernos


Como sabemos, el estilo de vida paleo nos permite ahorrar en nuestro cuidado diario, principalmente por dos razones: menor necesidad de productos de higiene y posibilidad de usar sustitutos naturales que son más económicos. Esto, al final, permite que estemos todavía más sanos, y esta es la parte importante.

En esta entrada vamos a ver cómo esto sí es posible. Hablaré de lo que suelo hacer habitualmente y espero que te resulte útil. Para las chicas algunas cosas les servirán, otras las desconozco.

Pelo: Utilizo el método "no poo". Puedes encontrar muchísima información en internet, con experiencias de distintas personas. Consiste en lavar la cabeza con una mezcla de agua con bicarbonato como si fuese champú, y luego una mezcla de agua con vinagre de sidra de manzana como si fuese acondicionador. Se vuelve a aclarar y no deja ningún olor. En mi caso utilizo sendas botellas de medio litro de agua y en cada una añado una cucharada sopera del otro ingrediente. Generalmente hay un periodo de adaptación de una semana o hasta un par de meses, durante el cual puede que notes el pelo más graso o más seco. El cuero cabelludo está un poco "perdido" al principio y reacciona de forma extrema. Según mi experiencia no ha habido ningún problema. Este truco vale también para melenas largas y además cada vez es menor la frecuencia de lavado necesaria, pudiendo quedarse hasta una semana. Si por algún motivo necesito hacer una limpieza profunda, uso simplemente lo mismo que para el cuerpo.

Dientes: ¿Sabías que lo mejor que puedes usar para limpiar tus dientes es la saliva? Por algo la llevamos incorporada de serie. Así que generalmente lavo los dientes así, en seco. ¡No se te ocurra hacerlo si haces una dieta estándar! Si comes alimentos que dañan tu cuerpo y tu boca, es contraproducente eliminar los productos de higiene bucal. Sin embargo, una dieta rica en verduras y carente de alimentos procesados hace que sea suficiente con la propia saliva. Ni generaremos un olor fuerte ni tampoco promoveremos crecimiento bacteriano. La naturaleza es sabia y te recuerdo que en paleolítico las caries no eran frecuentes. En otras ocasiones utilizo un limpiador de sal y menta casero, y otras veces simplemente bicarbonato sódico. En contra de la creencia popular, el bicarbonato no es malo para los dientes si se usa con mesura. Los dentífricos blanqueadores contienen bicarbonato y este es, sin embargo, uno de sus componentes más inocuos. ¿Has leído alguna vez la lista de ingredientes de un tubo de pasta de dientes? Deberías, a ver cuántos de ellos conoces. De todas formas, sí que suelo tener a mano alguna pasta comercial (las más sencilla posible) porque me da seguridad en ciertos entornos sociales.

Labios: No es necesario ningún cuidado en particular, al menos para mí. Si los noto especialmente secos o agrietados, uso un poco de aceite de coco, que vale para todo. Supongo que un buen aceite de oliva también hace maravillas. La hiper hidratación a la que solemos someter los labios (sobre todo en invierno) provoca un efecto contrario. Al administrar una capa protectora, como puede ser la vaselina, los labios dejan de auto protegerse y no se preocupan por su propia hidratación porque su necesidad está cubierta. Conozco a una persona que usa vaselina para los labios continuamente y, cuando no la tiene a mano, padece las consecuencias. Incluso en días templados y de humedad normal, sus labios se quedan resecos y le duelen.

Barba: Además de que estéticamente me gusta llevarla de varios días, también me gusta por otras razones. Al no estár maltratando la piel con una cuchilla, esta sufre un estrés menor, no necesita curarse cada día o cada dos y se evitan las heridas, que son un coladero para que todos esos productos químicos de higiene pasen a nuestro interior y causen quién sabe qué daños, pululando por nuestro cuerpo a sus anchas. ¡Qué miedo! Así que me limito a rebajar la barba con un cortapelo, excepto si la ocasión requiere un afeitado completo. Lo que sí afeito siempre totalmente es la parte del cuello. Tanto para el cuello como para el afeitado completo no uso más que una cosa además de la cuchilla: aceite de coco. Nuevamente, el salvador para todo. Es tan sencillo como extender una capa por la zona a tratar y ya se puede pasar la cuchilla. Aunque esté sólido se licuará al contacto con la piel, pero recomiendo utilizar agua caliente para mejorar el resultado y ablandar mejor el pelo, así como abrir los poros. Otra ventaja de este método es que no necesitas reparar la piel tras el afeitado, puesto que el propio aceite lubrica el área. Una vez que acabes puedes poner un poco más, aunque yo no suelo hacerlo puesto que los restos que deja la aplicación inicial (recuerda que es un aceite y no se puede aclarar totalmente con agua) son suficientes. Cuidado con la cuchilla, porque la mezcla de pelo y aceite va a formar una pasta, así que prepárate para aclararla bien y darle unos cuantos golpes.

Axilas: Si sigues una dieta paleolítica estarás haciendo una dieta limpia. Igual que ocurre con el caso de la boca, el olor corporal será mucho menor o incluso inexistente y, en cualquier caso, no será desagradable. Al no consumir basura tampoco tendremos que excretar desechos de forma brusca. Aún así, suelo utilizar un truco muy sencillo con un ingrediente ya nombrado: bicarbonato sódico. Simplemente espolvorea un poco ¡y ya está! Para hacer las cosas más fáciles suelo guardar un poco de bicarbonato en un viejo bote de especias con agujeros muy pequeños, de forma que lo echo como un polvo sobre la mano y de ahí a la axila. Es totalmente eficaz. Hay quien mezcla los dos ingredientes "dios" para este menester y por tanto usa una mezcla de aceite de coco y bicarbonato. Según dicen, no mancha ropa ni cuerpo, ni provoca ninguna sensación desagradable. Mi segunda opción es un desodorante en pastilla que venden en Lush (hay tiendas en España y en Reino Unido). Es caro pero bastante natural y cunde muchísimo. Este es el que uso si tengo alguna fiesta, cena o similar.

Cuerpo: Para la ducha utilizo un gel normal, sí, lo reconozco. Intento utilizar pequeñas cantidades e incluso lo disuelvo a partes iguales con agua, ya que me da la impresión de que los geles son tan espesos que son imposibles de quitar del todo de la piel. Y no me parece normal lavarme para quedarme con el pegote. Aunque me ducho todos los días, si alguno no salgo de casa simplemente uso un guante tipo crin, sin jabón ni nada, que así exfolia de forma natural y tampoco es necesario lavarse tanto como lo hacemos. Si puedes hacer tu propio jabón o conoces alguna marca sin químicos, esta sería sin duda la mejor opción. Yo aún estoy investigando. Y para cualquier herida que tenga por el cuerpo, otra vez vuelvo al aceite de coco, que es antimicrobiano e hidratante y sus efectos en la piel son increíbles como reparador.

Extra: Para la ropa, simplemente una buena cucharada de bicarbonato puede ser suficiente. Además de blanquear, elimina los olores. Si la colada está lista para ir a la lavadora pero no hay manchas fuertes, no es necesario usar nada más. Y como no soy fan de los olores artificiales (que no son más que otra forma de contaminación) prescindo totalmente del suavizante.

¿Tienes más trucos? ¿Has probado alguno de estos? ¡Compártelo!

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Esas cosas que repito siempre (II)



Si no has leído la primera parte, te recomiendo hacerlo aquí. A continuación seguiremos con otros conceptos que suelen aparecer en el blog y me parecen importantes.


6. Hormonas

Te guste o no, son las que mandan en tu cuerpo. Son responsables de innumerables procesos y señales y provocan multitud de respuestas. Para que te hagas una idea, simplifiquemos algunos pares de hormonas que suelen relacionarse entre sí:
· Adrenalina / cortisol: nos ponen a tono, nos despiertan, permiten activar el modo "lucha o huida".
· Insulina / glucagón: deciden si hemos de generar, quemar o almacenar azúcar y regulan la cantidad de éste en sangre.
· Grelina / leptina: señalan el estado de hambre en el que nos encontramos y por ello son grandes responsables en el fracaso de las dietas de restricción calórica que al final nos llevan a comer de más. Es el famoso efecto yoyó, que en realidad es más como un muelle.

Esta simplificación es realmente burda, pero la idea es que las hormonas influyen en nuestros niveles de energía, estado de ánimo, capacidad para ganar o perder peso, estabilidad emocional, alternancia sueño/vigilia y muchísimas otras cosas. Y también ocurre al revés, de forma que estos factores o actitudes influyen en nuestras hormonas. No deja de sorprenderme, por tanto, que la comunidad médica apenas les dé importancia. Nadie nos enseña nada acerca de las hormonas, simplemente tomamos pastillas y punto. Personalmente me parece ridículo. Incluso los profesionales de la nutrición y hormonas, que son los endocrinos, parecen no prestarles atención. Así es que recomiendan dietas bajas en calorías y grasa, que son precisamente las que llevan a muchos desequilibrios hormonales y propician los efectos rebote.

El mensaje final es nuevamente el de escuchar a tu cuerpo, pero si no está viciado, claro. La regulación hormonal es un tema complejo pero necesario. Piensa en las hormonas como los pilotos indicadores del coche, que te dicen si tienes gasolina, si el motor está demasiado caliente o si te has quedado sin agua en el depósito del limpiaparabrisas.


7. Cada persona es diferente

Esta idea no debería ser necesario nombrarla pero a su vez me parece ofensivo omitirla, por eso la repito constantemente. A veces, decir que "A" lleva a "B" puede sonar como un dogma, y es cierto que cada uno tiene unas predisposiciones, gustos, respuestas e historias personales distintas. Así como algunos sufren de alergias o intolerancias, otros pueden observar que una dieta baja en carbohidratos les sienta mal o que duermen mejor en una condición determinada. Es por ello que volvemos nuevamente al punto de escuchar al cuerpo. Queda claro que esto es muy importante, ¿no?


8. No te creas nada

Al igual que cada persona es diferente, cada estudio arroja unos resultados. Si bien la dieta paleolítica está basada en la ciencia y respaldada por muchos estudios, también existen profesionales que discrepan. Y la ciencia en sí misma puede cambiar. A veces se descubren cosas nuevas que tiran por tierra lo anterior y en ocasiones se acepta este cambio, pero no siempre. Los consejos de nutrición tienden a ser extremadamente conservadores y esta es una de las razones por las cuales se sigue recomendado no consumir grasas saturadas, aún sabiendo que son buenas e incluso necesarias.

Tienes herramientas a tu disposición para evaluar si algo es cierto o no. Puedes consultar libros e información en internet. Puedes leer foros y ver grupos en los que distintas personas hablan de sus experiencias. Puedes escuchar a tu cuerpo (sí, otra vez) y ver cómo responde. Evalúate, prueba cosas nuevas y mira qué ocurre. Yo lo hago con frecuencia, ¡quizás demasiada!


9. Cúrate con los alimentos o, mejor, intenta prevenir a través de ellos

Citando a Hipócrates, padre de la medicina, "Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina". En realidad, es más sencillo. Los alimentos deberían ser una parte natural de nuestra vida, y no una perversión. Come comida de verdad, sin aditivos, sin procesos innecesarios. Comer de forma sencilla y natural te nutrirá. Comer de forma artificial te debilitará y envejecerá.


10. Come comida de verdad

Lo acabo de decir, pero lo debemos recordar siempre. Estamos acostumbrados a unos productos que no son alimentos, sino el resultado de la industria alimentaria. Consumimos demasiadas cosas que vienen en cajas, que tienen muchos ingredientes (la mayoría desconocidos), nos fiamos de la comida rápida y para lleva. Cambiamos alimentos naturales y sanos por otros que simplemente son más prácticos o sabrosos y carecen del mismo valor nutricional.

La comida de verdad es aquella que surge de la naturaleza sin tener que modificarla. Estos alimentos no necesitan etiquetas, procesos o envasados. Los alimentos de verdad son las carnes, huevos, pescado, verduras, frutas, frutos secos, aceites de calidad... Son aquellos que nos aportan salud, bienestar y equilibrio hormonal, físico y emocional. Los falsos alimentos son adictivos, nos desequilibran y requieren procesado. Entre ellos se incluyen casi todos los productos que salen de una fábrica y otros como los cereales.



Estoy seguro de que se me quedan algunas ideas en el tintero, pero de momento vamos a quedarnos con las citadas. Son muchas, pero importantes. Si quieres añadir alguna más te animo a que dejes un comentario.