lunes, 20 de mayo de 2013

Regla 3. Muévete frecuentemente a un ritmo lento.


La tercera de las reglas primitivas es una de las que hacen referencia al beneficioso, saludable y sobrevalorado ejercicio. ¿Sobrevalorado? Sí, sobrevalorado. Es verdad que es necesario, pero dentro de unos límites razonables. Ejercitarse como una mula simplemente nos llevará a arrastrar un estrés crónico y a un síndrome de abstinencia cuando no se pueda practicar.

Pasarse del ritmo de pulsaciones que nuestro cuerpo debería llevar tiene una serie de efectos negativos. El primero de ellos es que se dispara el cortisol, conocido como "la hormona del estrés". Evolutivamente esto se entiende ya que su función es, ante una situación de peligro, enfrentar el debate "lucha o huida" (¿me enfrento a este animal o salgo por patas?). En este caso, su utilidad es clara, pero no lo es cuando esto ocurre frecuentemente. ¿Te imaginas vivir enfrentándote a terribles depredadores 2 veces al día? Demasiado trabajo. Respeta a tus hormonas. Ellas te quieren. Igual que con el cortisol, hay una serie de desequilibrios hormonales que pueden acabar por desbaratar tu salud si se siguen produciendo.

El sobreentrenamiento está más que demostrado. Aunque puede darse por diversos factores, generalmente es un exceso de tiempo y/o de intensidad dedicados a una actividad deportiva durante un periodo más o menos largo. Es una barrera para avanzar en cualquier deporte, limita nuestra vida diaria, afecta negativamente al sueño y desgasta nuestros músculos y huesos porque estos no tienen tiempo de recuperarse de los estímulos a los que se someten.

Si pensamos en nuestros antepasados paleolíticos, no se dedicaban a correr maratones por amor al arte, ni se metían a clases de ciclo 5 veces por semana o hacían entrenamientos de fuerza. Podían correr largo tiempo, por ejemplo, pero solo si lo necesitaban o si era parte de su actividad social/lúdica en un algún momento. Lo ideal en las actividades aeróbicas es mantenerlas más o menos constantes y hacerlas todos los días pero sin presionarnos. A estos efectos, caminar es probablemente la mejor de ellas. El ritmo cardíaco que alcanzamos al andar es saludable para nuestro corazón y además nos hace sentir bien. Deberíamos andar más de lo que lo que lo hacemos en la actualidad. Esto pasa por evitar los ascensores y escaleras mecánicas en la medida de lo posible. Si al principio te parece demasiado, sube sólo un piso andando y el resto en ascensor. Añade otro piso más cada semana.

Practica natación, haz algo de bicicleta o de carrera de vez en cuando, pero nunca dejes que lleguen a ser estresantes para tu cuerpo o  mente. Lo ideal es que nos movamos sin llegar a superar el 75% de nuestras pulsaciones máximas, manteniéndonos por encima del 50% cuando hacemos ejercicio. Para calcular las pulsaciones máximas hay un montón de fórmulas distintas, todas aproximadas. Intenta acumular, a lo largo de una semana, unas 2 o 5 horas de ejercicio de baja intensidad.

En mi caso, suelo caminar bastante. Siempre lo he hecho. Cuando vivía en casa de mis padres (e incluso cuando voy ahora de visita), si el clima lo permitía, solía ir andando al centro del pueblo, que son unos 20 minutos. Cuando vivía en Madrid usaba el metro pero sólo si era necesario. Para recorrer una distancia de 2 o 3 estaciones no solía cogerlo. Ahora, en Londres, la bicicleta es mi mejor amiga. Cada día la utilizo unos 40-50 minutos para desplazarme a un ritmo tranquilo y así, además, disfruto del trayecto. Los ascensores no suelo usarlos excepto si hay que subir muchos pisos, si es tarde (para no molestar), si llevo mucho peso o si estoy muy cansado. Actualmente vivo en el equivalente a un 2º sin ascensor y nunca es un problema subir.

No dejes que las circunstancias te impidan "moverte frecuentemente a un ritmo lento". No necesitas una ropa especial ni tiempo extra. Aprovecha el descanso del trabajo para dar un pequeño paseo, coge el bus una parada más atrás (incluso puede que consigas un sitio mejor si va más vacío) o más adelante, levántate del ordenador con frecuencia (para cambiar de canción, hacerte un café, ir al baño...) y camina mientras hablas por teléfono o, al menos, ponte de pie.


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