La primera de las 10 reglas de Grok dice que has de comer un montón de animales y plantas. No suena muy bien eso de llamarle "reglas" a algo que en principio ha de ser natural y flexible. Estas existen simplemente para que nos resulte más sencillo hacer un esquema mental. Verás que en el fondo son muy sencillas.
"Comer un montón de animales y plantas" es la base de la dieta paleolítica. Es lo que se ha comentado en estas líneas muchas veces. Hay quien se refiere a la paleodieta como "la dieta esa en la que se come sólo carne". Esto es totalmente erróneo. Aunque la carne se encuentra en su base, también lo están el pescado o huevos, por ejemplo. Justo después vendrían las verduras y luego las frutas, puesto que el aporte nutritivo es equiparable pero las segundas incluyen más azúcar. Es importante recalcar que una paleodieta sin generosas raciones de verdura no es paleodieta, sino otra cosa, whatever.
Ampliando los grupos citados anteriormente podemos incluir pollo, pavo, cerdo o ternera dentro de la carne. Cualquier corte, en principio, es bueno, siempre que provenga de fuentes de calidad. Las vísceras son especialmente interesantes y nutritivas. Curioso es el caso del hígado, que se suele rechazar porque pensamos que contiene sustancias de desecho. Aunque este órgano depura, no almacena, así que es seguro consumirlo. También el grupo de carnes podemos añadir el hueso y la gelatina. Ambos se pueden incorporar a la dieta preparando caldo de hueso, con las sobras de las comidas. Estos tejidos vienen cargados de nutrientes y aquí sí podemos aplicar aquello de "lo que se come se cría" porque al comerlos favorecemos unos huesos y cartílagos sanos.
Si hablamos de plantas, en la variedad está el gusto. Elegir verduras de distintos colores no solo alegra el plato, sino que es beneficioso para nuestra salud. Estos colores guardan relación con el contenido de micronutrientes y, por tanto, la diversidad de colores es sinónimo de diversidad de antioxidantes, por ejemplo. Elige verduras frescas y, sobre todo, que disfrutes comiendo. Consúmelas crudas siempre que sea posible, para mantener mejor sus propiedades. Y no temas elegir aquellas que no tienen aspecto de portada de revista. En la naturaleza las plantas no son perfectas, así que tampoco tienen por qué serlo en tu nevera. Además con esto colaboras a que no se desperdicie comida, ya que las unidades "feas" que nadie quiere acaban en la basura de los supermercados.
Un apartado concreto dentro de las plantas se lo merecen las frutas. Ahora, con el verano encima, consumir fruta es más apetecible que nunca. Los criterios aplicables son los mismos que para las verduras pero hay que tener cuidado con los excesos debido a su azúcar.
También los frutos secos son plantas y también tienen su sitio en la dieta paleolítica. Es un caso parecido al de las frutas en cuanto a que no debemos abusar de ellos. Un puñado de nueces, almendras o avellanas al día es lo recomendable. Piensa en el paleolítico, donde no había nueces peladas empaquetadas de las que te puedes comer 500g. Bueno, si eres capaz. Yo, desde luego, sí puedo, aunque al final acabo con un dolor de estómago que lleva al arrepentimiento. Para poder dar estos consejos he tenido que cometer muchos errores y encontrarles explicación. No estamos preparados para una ingesta masiva de frutos secos.
Los cereales... Sí, son plantas, pero también lo son los toxos (en español suena muy mal, lo siento) y no por ello me los como. De los cereales ya he comentado en su momento. Lo mismo ocurre con las legumbres (como el cacahuete, ¡ojo!).
La grasa es también un elemento importante en esta selección aunque no entra en el grupo de animales ni en el de plantas, sino en ambos porque cualquiera puede contener grasa que variará según la especie, corte, método de cría/cultivo, etc. En general los animales contienen más grasas saturadas que los vegetales pero es importante consumir ambos tipos porque todos son necesarios. También es importante recalcar la importancia del omega-3, un ácido graso esencial presente sobre todo en el pescado azul. Aunque sigan haciéndonos creer que no debemos consumir casi grasa, es importante que sí lo hagamos. Sobre todo hemos de prestar atención a las fuentes que usamos, ya que este tejido almacena toxinas. Elige aceite de oliva virgen extra, carne grasa de procedencia orgánica, pescado salvaje y huevos de gallinas camperas. En el caso del aceite el precio se puede cuadruplicar pero vale la pena por ser un producto que nos durará para múltiples ocasiones.
"Comer un montón de animales y plantas" no implica que no se puedan comer otras cosas pero sí que debe significar que cuando abras tu nevera no encuentres nada que contenga ingredientes. Tu salud empieza en el supermercado.
Imagen: www.organicliaison.com
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