lunes, 21 de enero de 2013

Eliminando cereales, legumbres, lácteos y lo que proceda


Una de las condiciones para que una dieta sea considerada "milagro" (es decir, mala para tu cuerpo) es que prohiba grupos completos de alimentos. Aquí llega el punto de preguntarse que ocurre al suprimir los tres grandes grupos que la dieta paleolítica descarta. Veamos:
-Cereales. La teoría es que debemos consumirlos para tener energía (hidratos de carbono) y fibra. Los cereales son poco densos nutricionalmente. Una cantidad suficiente de verduras aportará una cantidad mucho mayor de fibra y de nutrientes que los cereales. A menor cantidad de calorías estamos logrando mayor carga nutricional. Queda el asunto de los hidratos de carbono y la energía. El consumo de abundante fruta aporta hidratos de carbono aunque puede que muchos menos que los que nos recomiendan. Se pueden cubrir consumiendo tubérculos como boniatos, por ejemplo, o directamente pasar del tema y conseguir el maravilloso efecto de perder peso progresivamente y sin esfuerzo, contrario a las recomendaciones actuales de consumir más de la mitad de las calorías procedentes de carbohidratos. Claro que esto nos lleva a pensar que no tendremos energía. Pues resulta que todos tenemos esa maravillosa sustancia llamada grasa que no es sino energía. Lamentablemente tenemos el cuerpo atrofiado para quemar grasa y en su lugar sólo la almacenamos, de manera infinita, hasta que nos morimos, dando prioridad a la quema de azúcar, simplemente porque el cuerpo no puede almacenarlo. El mecanismo de supervivencia de almacenamiento de grasa se ha convertido en superfluo en un mundo en el que la comida está siempre disponible. Sin embargo, si resintonizamos nuestro cuerpo para quemar esa grasa resulta que es más eficiente, pasamos menos hambre y no tenemos que estar comiendo cada 3 horas. Desarrollaré este tema en futuras entradas.
-Legumbres. Personalmente no consumí legumbres frecuentemente hasta poco antes de empezar con la dieta paleolítica. Evidentemente las abandoné luego. Se supone que son estupendas, sanísimas y milagrosas. Nunca tuve problemas de salud o malos resultados en un análisis de sangre que estuviesen relacionados con no consumirlas pero decidí empezar a hacerlo. Siendo alimentos neolíticos ocurre algo similar a los cereales. Si bien son más densos nutricionalmente tampoco aportan nada que las frutas y verduras puedan darnos. Tanto los cereales como las legumbres son buena fuente de proteína en comparación con las frutas y verduras. Lo que no se dice habitualmente (aunque cualquier nutricionista aficionado sabe) es que los cereales y las legumbres poseen un perfil de aminoácidos (componentes de las proteínas) o aminograma incompleto. Esto quiere decir que el cuerpo no puede absorber eficientemente esas proteínas y esta es la razón por la cual los vegetarianos combinan ambas fuentes para contrarrestar esta falta, ya que el aminograma de las legumbres y el de los cereales se complementan en gran medida. Aún así es difícil obtener las proteínas necesarias de estas fuentes sin excederse en las calorías que aportan. Es también común a cereales y legumbres que contienen una serie de antinutrientes que interfieren en la absorción de otras sustancias.
-Lácteos. Probablemente la parte más polémica de la dieta pero una de las más lógicas en mi opinión. Recuerdo cuando hace 3 años una chica me dijo que ella no consumía leche de vaca porque ningún animal bebe leche de otro. Tenía sentido. Más sentido tiene aún si añadimos que ningún mamífero adulto bebe leche en absoluto. En cierta ocasión y tras recoger un análisis de sangre rutinario (la curiosidad me puede) le dije a mi médico que no tomaba leche y casi me mata en la consulta. Le hablé de Darwin y le expuse lo que acabo de explicar. A mi afirmación de "los mamíferos adultos no toman leche" su respuesta fue "porque no pueden". Le di la razón y le aseguré que volvería a tomar leche. Mentí como una perra, por supuesto. Todas esas autoridades médicas y políticas nos dan una serie de razones para que consumamos leche. La primera y más importante es el vanagloriado e imprescindible calcio. Volvamos a las verduras. Consumir suficientes verduras cubre la cantidad necesaria de calcio. Además el calcio de la leche no se absorbe tan fácilmente como el de sus amigas las coles. Por otro lado recomiendan leche desnatada porque así no se engorda. Claro, pues resulta que la vitamina D, necesaria para que el calcio se absorba, es liposoluble y, por tanto, necesita grasa para transportarse y metabolizarse. Traducción: sin grasa el calcio no se absorbe y estás bebiendo leche para tener calcio pero en realidad no está ocurriendo tal cosa. La vitamina D también se puede sintetizar a través de la exposición al sol, pero recordemos que también recomiendan poner protección 50.000 para ir a coger el metro. También se recomienda la leche por su aporte de proteína pero un litro de leche aporta algo más de 30g de proteína, lo mismo que unos 150g de pechuga de pollo o de cerdo magro. La diferencia es que la leche va acompañada de una cantidad similar (otros 30 y pico gramos) de lactosa, más conocida por sus frecuentes intolerancias. La realidad es que muchas personas, a medida que abandonan la infancia, no son capaces de digerir la lactosa o sólo pueden hacerlo en pequeñas cantidades. Esto se debe a la ausencia total o parcial de la enzima encargada de este proceso: la lactasa. A medida que termina la etapa de crecimiento, el cuerpo de estas personas considera que no necesita fabricar más lactasa porque no habrá consumo de leche posterior. He aquí la herencia genética de nuestros antepasados. A día de hoy hay una gran parte de la población que es intolerante a la lactosa. Han conservado esta condición a lo largo de todas estas generaciones desde que se empezaron a ordeñar animales. El genoma continúa su curso. Podríamos pensar que no hay tanta intolerancia a la lactosa pero las cifras hablan de más de 30 millones de adultos norteamericanos, por ejemplo, o de que sólo el 5% de adultos chinos, japoneses y coreanos pueden digerirla. Todos conocemos a alguien que no tolera la lactosa. Si tienes dudas de si es tu caso, hay una prueba casera aunque no sea muy fiable. Pasa un par de días o tres como mucho sin consumir lácteos y vigilando que no haya lactosa escondida en los ingredientes de otros productos como pan, café, etc. Observa si notas algún cambio durante esos días. Toma un vaso de leche antes de acostarte. Si te levantas con el estómago hinchado resulta que a tu cuerpo no le gusta la lactosa.

Otra de las condiciones de la elección de los alimentos en la dieta paleolítica es el caso de cada uno. Aunque se considera que leche es neolítica y de alguna forma puede ser perjudicial, el mayor problema es el mencionado con la lactosa y con la caseína (una de sus proteínas) porque su absorción es excesivamente lenta y permanece en el intestino durante varias horas. Esta última razón es la que la hace recomendable en el caso de deportistas que buscan un incremento de masa muscular pero la descarta como apta para la dieta paleolítica. Como en esta dieta se trata de buscar lo que resulta sano para cada cuerpo, se considera que si no te sienta mal, puedes consumirla. Ahora bien, mejor consumir lácteos en forma de mantequilla o de queso, por ejemplo, ya que no contienen lactosa o muy poca según la variedad. Hay seguidores de la dieta paleolítica que sí consumen este tipo de productos.

Así como se quitan cereales, legumbres y lácteos, es también recomendable evaluar las propias sensaciones del cuerpo, escucharse. Si cada vez que comes huevos tienes dolor de estómago, plantéate eliminarlos. Si tienes malas digestiones por consumir tomates, deja de hacerlo. Por muy bueno que sea un alimento, dejará de serlo si tu cuerpo no lo acepta. No te tortures y no te obligues a comer algo que se supone sano o natural sólo porque esté dentro de los alimentos paleolíticos. Las intolerancias y alergias no se pueden elegir y a veces hay cosas que nos sientan mal y debemos dejarlas de lado. Y no es buena idea tomar leche de soja. No sólo es una legumbre sino que suele ser transgénica o, como diría la Hierbas "uy, uy, uy...". En mi caso no me sienta bien comer huevo. O eso pensaba, porque a menudo los digería mal. Al final descubrí que lo que me sentaba mal era combinarlos con cereales. Problema resuelto al empezar a ser paleo.

3 comentarios:

  1. Es increible el daño que pueden causar a nuestro organismo una ingesta excesiva de cereales, cuando llegue a Alemania mi consumo de pan se incremento notablemente lo malo fue que también se incrementaron mis malestares estomacales :( me quejaba todo el dia de que me dolia el estomago, antes y después de la comida, horrible!!! todo ha desaparecido desde que decidi eliminarlos, lo peor era el trigo, bueno el gluten en general, pero eso lo dejamos para otro dia, saludos :D

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  2. Gracias por compartir tu experiencia, Adaid! Me alegro mucho de leerlo y de que hayas decidido explicarlo aquí.

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  3. Totalmente cierto! Estaba leyendo un renombrado (lo cual no es sinónimo de veracidad) libro de biología: "Biología" de Curtis, en el cual afirma tajantemente que la dieta debe consistir en ¡70%! de calorias proveniente de cereales y el resto de verduras y carnes. Sinceramente, horripilante. Las dietas deben tener en cuenta la raza o mezclas de raza que presenta la persona: si presenta rasgos de nórdico rojo debe basarse en las carnes, verduras y leche ¡natural! en escasas cantidades; si es arménido, no hay problema en que consuma cantidades moderadas de cereales, ya que es la raza que primero adoptó la agricultura y es la más adaptada a su digestión. Yo desciendo de alemanes rojos y cuando dejé de consumir cereales, mis gases cotidianos dejaron de existir, mi estómago se desinflamó y ya no defeco con olor.

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