No me gusta decir si "puedo" o "no puedo" comer algo. No es que pueda, sino que elijo comerlo o no.
Como ya dije, la leche, las legumbres y los cereales están desterrados. Hay algunas consideraciones al respecto.
Como ya dije, la leche, las legumbres y los cereales están desterrados. Hay algunas consideraciones al respecto.
En cuanto a la leche, hay quien sí la consume porque no le sienta mal. En ese caso es recomendable consumir leche orgánica, no pasteurizada ni homogeneizada y que provenga de animales alimentados con hierba, no con piensos o cereales, ya que estos influyen en el perfil graso del producto final.
Las legumbres no sólo incluyen lentejas, garbanzos y similares, sino también otros como guisantes (que no son verduras, no), cacahuetes (aunque resulte increíble no son frutos secos) y soja. Esto incluye sus derivados, como purés, mantecas y bebidas.
En los cereales no hay duda en su forma original, pero en su forma procesada se nos olvida que el pan, la pasta, galletas, bollos... son básicamente cereales. Probablemente esto es lo que más asusta dejar cuando uno se pasa al estilo paleo, pero es una ilusión. Después de un periodo de adaptación, estos productos no se echan de menos y además se pueden sustituir haciendo recetas con otros ingredientes, como la ya famosa paleo pizza (que sé que más de uno la ha hecho ya).
Alimentos procesados y azúcares. Son todo lo mismo. El azúcar desde luego no es algo natural por mucho que nos empeñemos. Dentro de esta categoría incluimos la margarina, de la que he sido un gran defensor hasta enterarme de los peligros de las grasas hidrogenadas, conocidas como grasas trans. También se incluyen caramelos, bizcochos o esa carne que venden en el supermercado cuyo porcentaje de carne es de menos del 90% (miedo me da). Igualmente es fácil recordar la regla de no comprar nada que contenga más de 5 ingredientes o que desconozcamos alguno de ellos. Hay que olvidarse de la comida precocinada porque contiene un porcentaje elevado de productos nocivos en comparación con la "comida de verdad" que brinda. Y, por favor, jamás consumas nada que incluya "jarabe de maíz alto en fructosa", que aunque suena raro es de lo más frecuente a la vez que dañino. Los edulcorantes son un producto químico y además de ser neurotóxicos pueden promover la secreción de insulina ante la supuesta presencia de un azúcar que deberá ser absorbido pero que nunca llegará.
Almidón. Tanto el arroz como las patatas caen dentro de esta categoría. Es un poco polémica porque hay deportistas paleo que consumen estos productos para recuperar el glucógeno muscular después de entrenar. El arroz, aunque no tiene gluten, no deja de ser un cereal y es un producto meramente agrícola. Las patatas son también neolíticas; todos conocemos su historia. Los alimentos ricos en almidón suelen ser pobres en nutrientes.
Alcohol. Si bien la cultura paleolítica considera aceptable el consumo de un vaso de cerveza o vino diario, no es algo que sea estrictamente paleo. Es recomendable desterrar licores u otros tipos de alcohol que además entorpecen el metabolismo de la grasa e incluso el del azúcar y por encima no aportan una cantidad considerable de nutrientes pero sí calorías.
Grasas de mala calidad. La grasa es uno de los componentes más importantes del cuerpo y es necesario consumir generosas cantidades, en contra de lo que nos han hecho creer. Las grasas son importantes para el cerebro, las funciones hormonales y la composición celular, por ejemplo. Sin embargo, entre las grasas de mala calidad se encuentran las grasas trans, como la de la mantequilla más arriba mencionada. Lo que ocurre con este tipo de grasas es que son líquidas pero se procesan para que permanezcan sólidas y los productos no se vuelvan rancios. Una vez en el cuerpo se asimilan como otros tipos de grasa pero no cumplen las funciones que deberían y pasan a formar parte de las paredes celulares pero de forma atrofiada. Sería similar a comparar un teléfono de verdad con una maqueta de las que vemos en las tiendas, que parecen iguales por fuera pero uno de ellos no funciona en absoluto. Otras grasas que no deberíamos consumir son aquellas que tienen mucho más omega-6 que omega-3 proporcionalmente, como el aceite de girasol. Las grasas saturadas, a pesar de su mala fama, no son malas para el cuerpo, aunque eso lo contaré más adelante con datos en la mano.
Sal. No está estrictamente prohibida, pero es un recordatorio para no abusar de ella. La razón por la que nos gusta la sal es que estamos genéticamente predispuestos a consumir alimentos salados que, en la naturaleza, es la carne. Al estar acostumbrados al consumir sal estamos bloqueando estos sensores, creando un círculo vicioso que pide más y más. Es otra forma de adicción, como el tabaco o los dulces. Lo mejor es reducir la sal al mínimo y comer productos que de por sí son salados, puesto que es lo que el cuerpo realmente quiere.
Bebidas. Aunque entrarían en la categoría de alimentos procesados, es necesario recordarlas aparte. Muchas veces nos olvidamos de que lo que bebemos y lo que comemos son al final la misma cosa: nutrientes. De nada sirve cuidar lo que comemos si luego bebemos lo que se nos pasa por delante. Los refrescos artificiales, zumos envasados (cualquiera que tenga más de un solo ingrediente que no sea la propia fruta), combinados, etc. no te harán ningún bien. Si quieres beber algo con sabor prueba con infusiones o echando unas gotas de zumo en un vaso de agua. Todo es cuestión de echarle imaginación.
Sal. No está estrictamente prohibida, pero es un recordatorio para no abusar de ella. La razón por la que nos gusta la sal es que estamos genéticamente predispuestos a consumir alimentos salados que, en la naturaleza, es la carne. Al estar acostumbrados al consumir sal estamos bloqueando estos sensores, creando un círculo vicioso que pide más y más. Es otra forma de adicción, como el tabaco o los dulces. Lo mejor es reducir la sal al mínimo y comer productos que de por sí son salados, puesto que es lo que el cuerpo realmente quiere.
Bebidas. Aunque entrarían en la categoría de alimentos procesados, es necesario recordarlas aparte. Muchas veces nos olvidamos de que lo que bebemos y lo que comemos son al final la misma cosa: nutrientes. De nada sirve cuidar lo que comemos si luego bebemos lo que se nos pasa por delante. Los refrescos artificiales, zumos envasados (cualquiera que tenga más de un solo ingrediente que no sea la propia fruta), combinados, etc. no te harán ningún bien. Si quieres beber algo con sabor prueba con infusiones o echando unas gotas de zumo en un vaso de agua. Todo es cuestión de echarle imaginación.
Quiero la receta de la paleo pizza!!
ResponderEliminarNo te preocupes, la pondré cuando empiece con las recetas. Hay unas cuantas por ahí en internet pero yo siempre simplifico. Prometo que esa será una de las primeras que escriba.
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