Hasta ahora todo ha sonado muy restrictivo, sólo he hablado de lo que está prohibido. Afortunadamente hay muchas otras cosas que sí se pueden comer y que además dan variedad, sabor y color a los platos. Esto me ha quedado de Canal Cocina total.
Frutas y verduras. Se prefieren orgánicas, locales y de temporada. Claro que dependerá de la disponibilidad y los gustos de cada uno pero si la naturaleza nos da naranjas en invierno y fresas en verano es por algo. Aunque los zumos son perfectamente paleolíticos se recomienda consumir la fruta entera, ya que el zumo concentra el azúcar al eliminar la pulpa y, por tanto, la fibra. El resto de nutrientes permanecen intactos. Las cremas o purés de verduras también se pueden tomar sin excepción. Muchos nutrientes de las verduras se pierden con el calor pero aún así es una opción válida. Evidentemente se prefiere la verdura cruda y las ensaladas son un básico de la dieta paleolítica. Nada de 5 raciones al día, sino cuantas más, mejor (use su lógica aquí, por favor...). Si quieres perder peso puedes eliminar las frutas, consumiendo mayor cantidad de verduras, que pueden aportarte los mismos nutrientes.
Carne magra. Cuanto menos grasa contenga la carne, mejor. Entre otras razones porque las toxinas y restos de otros productos como antibióticos permanecen en la grasa de los animales. Además las reses de hoy en día están alimentadas con piensos de mala calidad e inmóviles, por lo que la relación de ácidos grasos omega-3 a omega-6 no es equilibrada. Esto promueve inflamación en nuestro cuerpo al consumirlos. Si puedes optar por carne procedente de ganado alimentado correctamente y orgánico (lo que básicamente ha sido la ganadería tradicional hasta hace unos años) no es necesario que te fijes en esto, sino que puedes comer la grasa de cualquiera de los cortes. Come pollo, cerdo, pavo, ternera, conejo, pato... Y, por supuesto, huevos. A pesar de la mala fama que han criado, los huevos son un alimento muy completo, con un perfil de aminoácidos de altísima calidad y además son económicos. Se recomiendan orgánicos por las razones antes indicadas.
Pescado. El pescado azul, sobre todo, es algo así como un superalimento. Además de proveer de grandes cantidades de proteína también ofrece buenas dosis de omega-3 y otros nutrientes por lo que además resulta antiinflamatorio. No se recomiendan pescados de gran tamaño como el atún porque hoy en día se encuentran muy contaminados de mercurio. Mejor variedades menores como la caballa, sardina, jurel (chicharro) o el salmón y preferiblemente que provengan de captura puesto que las piscifactorías no los alimentan correctamente y surge el mismo problema que con la carne en el caso anterior. El pescado blanco también es válido aunque en este caso el contenido de omega-3, y de grasa en general, es muchísimo menor.
Marisco. Aunque apenas suele contener grasa, el marisco ofrece proteína de buena calidad y minerales como yodo o hierro. No es necesario pegarse una mariscada sino que unos mejillones de vez en cuando o unas gambas pueden ayudarnos. Incluso se pueden incluir en una ensalada.
Frutos secos. Aunque ya he dicho que el cacahuete no es un fruto seco, el resto sí son recomendables. Me refiero a nueces, almendras, avellanas... No se debe abusar ya que es fácil pasarse con ellos y es algo para consumir más bien esporádicamente o tomar un puñado diariamente.
Grasas saludables. Sí, el aceite de oliva entra en esta categoría. También entran alimentos grasos como el aguacate. El aceite de coco es especialmente recomendable aunque es difícil de encontrar y un poco caro. Los frutos secos, ya mencionados, también entran en este grupo, puesto que su contenido en grasa es muy elevado.
Especias. Son muy recomendables para dar más sabor y variedad. La gran mayoría pueden consumirse sin problemas. Por ejemplo: canela, romero, pimienta, curry, pimentón, hierbabuena, menta, comino...
Bebidas. Agua. FIN. Bueno, si nos ponemos pesados podemos permitir zumos (con las consideraciones antes indicadas) y también té, café e infusiones. Si bien en el paleolítico no se consumían, se mantiene que al consumirlos en bajas cantidades no tienen por qué ser perjudiciales. Lo que no es recomendable es consumir café para conseguir un subidón de energía porque eso es síntoma de que algo está fallando en la dieta o costumbres y estamos finalmente drogándonos.
Como ves hay muchas cosas que están dentro de la dieta paleolítica. Además poco a poco te acostumbras a ellas y las disfrutas más, percibes mejor los sabores y apetece más tanto comer como cocinar. Lo mejor de todo es que una vez que terminas de comer te sientes bien, y no con ganas de dormir o reposar. Así la satisfacción se convierte en algo permanente y no en algo que ocurre los primeros minutos de la comida.
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