miércoles, 6 de noviembre de 2013

Esas cosas que repito siempre (II)



Si no has leído la primera parte, te recomiendo hacerlo aquí. A continuación seguiremos con otros conceptos que suelen aparecer en el blog y me parecen importantes.


6. Hormonas

Te guste o no, son las que mandan en tu cuerpo. Son responsables de innumerables procesos y señales y provocan multitud de respuestas. Para que te hagas una idea, simplifiquemos algunos pares de hormonas que suelen relacionarse entre sí:
· Adrenalina / cortisol: nos ponen a tono, nos despiertan, permiten activar el modo "lucha o huida".
· Insulina / glucagón: deciden si hemos de generar, quemar o almacenar azúcar y regulan la cantidad de éste en sangre.
· Grelina / leptina: señalan el estado de hambre en el que nos encontramos y por ello son grandes responsables en el fracaso de las dietas de restricción calórica que al final nos llevan a comer de más. Es el famoso efecto yoyó, que en realidad es más como un muelle.

Esta simplificación es realmente burda, pero la idea es que las hormonas influyen en nuestros niveles de energía, estado de ánimo, capacidad para ganar o perder peso, estabilidad emocional, alternancia sueño/vigilia y muchísimas otras cosas. Y también ocurre al revés, de forma que estos factores o actitudes influyen en nuestras hormonas. No deja de sorprenderme, por tanto, que la comunidad médica apenas les dé importancia. Nadie nos enseña nada acerca de las hormonas, simplemente tomamos pastillas y punto. Personalmente me parece ridículo. Incluso los profesionales de la nutrición y hormonas, que son los endocrinos, parecen no prestarles atención. Así es que recomiendan dietas bajas en calorías y grasa, que son precisamente las que llevan a muchos desequilibrios hormonales y propician los efectos rebote.

El mensaje final es nuevamente el de escuchar a tu cuerpo, pero si no está viciado, claro. La regulación hormonal es un tema complejo pero necesario. Piensa en las hormonas como los pilotos indicadores del coche, que te dicen si tienes gasolina, si el motor está demasiado caliente o si te has quedado sin agua en el depósito del limpiaparabrisas.


7. Cada persona es diferente

Esta idea no debería ser necesario nombrarla pero a su vez me parece ofensivo omitirla, por eso la repito constantemente. A veces, decir que "A" lleva a "B" puede sonar como un dogma, y es cierto que cada uno tiene unas predisposiciones, gustos, respuestas e historias personales distintas. Así como algunos sufren de alergias o intolerancias, otros pueden observar que una dieta baja en carbohidratos les sienta mal o que duermen mejor en una condición determinada. Es por ello que volvemos nuevamente al punto de escuchar al cuerpo. Queda claro que esto es muy importante, ¿no?


8. No te creas nada

Al igual que cada persona es diferente, cada estudio arroja unos resultados. Si bien la dieta paleolítica está basada en la ciencia y respaldada por muchos estudios, también existen profesionales que discrepan. Y la ciencia en sí misma puede cambiar. A veces se descubren cosas nuevas que tiran por tierra lo anterior y en ocasiones se acepta este cambio, pero no siempre. Los consejos de nutrición tienden a ser extremadamente conservadores y esta es una de las razones por las cuales se sigue recomendado no consumir grasas saturadas, aún sabiendo que son buenas e incluso necesarias.

Tienes herramientas a tu disposición para evaluar si algo es cierto o no. Puedes consultar libros e información en internet. Puedes leer foros y ver grupos en los que distintas personas hablan de sus experiencias. Puedes escuchar a tu cuerpo (sí, otra vez) y ver cómo responde. Evalúate, prueba cosas nuevas y mira qué ocurre. Yo lo hago con frecuencia, ¡quizás demasiada!


9. Cúrate con los alimentos o, mejor, intenta prevenir a través de ellos

Citando a Hipócrates, padre de la medicina, "Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina". En realidad, es más sencillo. Los alimentos deberían ser una parte natural de nuestra vida, y no una perversión. Come comida de verdad, sin aditivos, sin procesos innecesarios. Comer de forma sencilla y natural te nutrirá. Comer de forma artificial te debilitará y envejecerá.


10. Come comida de verdad

Lo acabo de decir, pero lo debemos recordar siempre. Estamos acostumbrados a unos productos que no son alimentos, sino el resultado de la industria alimentaria. Consumimos demasiadas cosas que vienen en cajas, que tienen muchos ingredientes (la mayoría desconocidos), nos fiamos de la comida rápida y para lleva. Cambiamos alimentos naturales y sanos por otros que simplemente son más prácticos o sabrosos y carecen del mismo valor nutricional.

La comida de verdad es aquella que surge de la naturaleza sin tener que modificarla. Estos alimentos no necesitan etiquetas, procesos o envasados. Los alimentos de verdad son las carnes, huevos, pescado, verduras, frutas, frutos secos, aceites de calidad... Son aquellos que nos aportan salud, bienestar y equilibrio hormonal, físico y emocional. Los falsos alimentos son adictivos, nos desequilibran y requieren procesado. Entre ellos se incluyen casi todos los productos que salen de una fábrica y otros como los cereales.



Estoy seguro de que se me quedan algunas ideas en el tintero, pero de momento vamos a quedarnos con las citadas. Son muchas, pero importantes. Si quieres añadir alguna más te animo a que dejes un comentario.

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