Esta es ya la última de las 10 reglas. En esta ocasión no es una recomendación física, sino para que uses tu cabeza.
El cerebro es un gran desconocido, no solo para la persona media, sino también para la ciencia. Es objeto de estudio de psicólogos, psiquiatras, neurólogos... y aún así no sabemos tanto de él como nos gustaría. Esto tiene su lógica por varias razones, como que es difícil usar nuestro cerebro para entender cómo funciona nuestro cerebro (redundancia intencionada) y que además es un órgano extremadamente sensible.
Sabemos que como especie tenemos un cerebro privilegiado, capaz de innumerables cosas, de proezas. Y muchas veces no sabemos aprovecharlo. Así como nuestros músculos necesitan estímulos para mantenerse o crecer, también tenemos que utilizar nuestras capacidades mentales. Esto atiende a un principio evolutivo: use it or lose it (úsalo o piérdelo). ¿Alguien quiere acabar con sus facultades mermadas? Si mantienes tu mente en uso te puede durar muchos años.
Usar el cerebro es también una forma de agradecer a la naturaleza que nos haya dado semejante herramienta. Es algo que debemos hacer.
Las calculadoras, hojas de cálculo (soy fan) y cualquier cosa que nos alivie de hacer un proceso mental no tiene por qué ser malo. Es también una herramienta que se debe usar con moderación. Si tienes que multiplicar dos números y no te acuerdas de la tabla del 7, suma si hace falta; puedes hacerlo.
Da rienda suelta a tu curiosidad, aprende algo, lee cosas interesantes. Que tanto tu hemisferio derecho como el izquierdo trabajen. Estudia, siente, investiga, emociónate, comunícate.
¿Y qué ocurre si tienes un trabajo que exige un alto esfuerzo mental? Bien, simplemente adáptate a esa circunstancia. Si te pasas el día calculando, por ejemplo, busca un rato esporádicamente para leer u otras actividades. Probablemente tendrás una capacidad de cálculo muy buena, basada en la práctica, pero esa es una de las múltiples tareas que tu cabeza puede llevar a cabo.
¿Sabías una cosa? A pesar de que tenemos un cerebro de gran tamaño, en realidad es menor que antes de la agricultura y la introducción de los cereales. Esta dieta artificial nos ha llevado, entre otras cosas, a olvidarnos de los importantísimos omega-3 y sus funciones para el cerebro. La alimentación paleolítica es más acorde con un cerebro sano, longevo y eficaz. Así que también es importante comer bien para que la cabeza funcione como debe.
Y por último, unos consejos: intenta prever antes de que algo ocurra, soluciona los problemas con creatividad y no te ofusques si algo no sale como querías. Repite el bucle las veces que haga falta. Dale descanso a tu cerebro durmiendo correctamente y úsalo para evitar errores estúpidos.
Imagen: http://saludpasion.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario