sábado, 6 de abril de 2013

Cómo viajar sin dejar la paleodieta



Viajar puede hacer que nos salgamos de nuestros buenos hábitos. Estar en un aeropuerto, estación, avión, tren o autobús no tiene por qué significar echarse a perder. Todo consiste en tener un poco de previsión.

Una de las formas de comer bien, la más sencilla, es llevar nosotros mismos lo que vamos a consumir durante este tiempo. Algunos alimentos fáciles de transportar son los frutos secos y alguna pieza de fruta. Seguramente no se te haya ocurrido, pero el jamón serrano puede ser paleolítico y encaja también en esta lista. Si tienes suerte es posible que encuentres torreznos o cortezas de cerdo elaboradas según debería ser: simplemente fritos en su propia grasa. También los puedes elaborar tú. Me imagino que te sorprende que los torreznos sean paleo, pero así es. Tengo una amiga que estará encantada de saberlo porque le encantan. Las latas de conservas son también una buena opción aunque normalmente necesitaremos contar con un tenedor a mano y pueden ponerte problemas en el aeropuerto para pasarlo.

En el caso de que cojas un medio de transporte colectivo es posible que la siguiente opción no te resulte apetecible, pero quizás para un trayecto en coche te venga bien. Se trata de preparar tu propia comida y llevarla en una fiambrera. Además no tendrás que esperar a encontrar un restaurante en la carretera y podrás parar cuando quieras, donde quieras.

Si encuentras algún restaurante en tu camino puedes crear un menú paleo en muchas ocasiones, quitando y/o poniendo cosas. A lo largo de España es fácil encontrar, por ejemplo, carne o pescado a la plancha con ensalada. Te aconsejo que pidas todo sin salsa ni aliño y te limites a usar aceite de oliva virgen extra si es posible.

A lo mejor también pasas por algún supermercado o tienda de alimentación. Con un poco de imaginación puedes encontrar cosas que tienes a mano pero quizás no se te habían ocurrido. Investiga un poco. En las tiendas del aeropuerto es fácil encontrar aceitunas, por ejemplo, aunque lo primero que se nos viene a la cabeza es escapar de allí porque hay montañas de chocolate y turrón al lado. Sí, incluso en verano. Recuerdo de España.

En algunos sitios de comida rápida, sorprendentemente, podemos comer paleo. Quizás no de forma óptima, pero sí aproximarnos. McDonnald's, el enemigo público número uno (a veces creo que se pasan acusándole de absolutamente todo), afirma que sus hamburguesas son únicamente de ternera (no sé si las suyas tenían caballo, pero para el caso da igual). Si eliminas el pan y las salsas es posible que configures un pequeño bocado paleo. Un poco extremo, pero válido para salir del paso. En sitios de sándwiches y bocadillos a veces se encuentran ensaladas preparadas, aunque no están tan a la vista. Simplemente fíjate en los ingredientes y deshazte del maíz, que suele ser uno de los ingredientes favoritos.

Si no funciona ninguna de las alternativas anteriores, u otra que se te ocurra, siempre puedes optar por hacer ayuno intermitente ese día. Incluso si no sueles hacerlo puede ser un buen momento, ya que al viajar cambiamos nuestros hábitos. Recuerda que si tienes hambre a lo mejor es una sensación que estás creando por la inseguridad de no seguir lo que se supone que es la norma correcta. Hace poco leía el caso de un hombre que viajaba habitualmente por trabajo y esos días era en los que ayunaba, aludiendo a lo mala que era la comida de los aviones y aeropuertos en general.

Espero que estos consejos te hayan valido y, si quieres compartir algún otro, adelante.

Una vez que llegues a tu destino todo dependerá de cuál sea este, tus circunstancias, el propósito del viaje y de su duración. Si viajo solo suelo seguir haciendo paleo dieta todo lo posible pero no es así cuando visito a mi familia. Aunque respetan mis elecciones suelo verlos cuando es algún tipo de celebración, así que durante esos días suelo dejarme llevar. Lo mismo en mi reciente visita a Italia, cuya gastronomía es tan importante como sus monumentos y además me declaro fanático absoluto de los helados bien hechos. Obviamente, si viviese en Italia seguiría igualmente una dieta paleolítica, pero no me parece oportuno hacerlo durante una breve visita, teniendo en cuenta que no tengo ningún problema de salud actualmente, sino que la dieta la sigo por convicción, al menos ahora que aún tengo 29 años y me puedo permitir ciertas licencias sin frustrar mi salud.

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