Hoy hablamos no sólo de dieta o salud, sino de deporte, concretamente de las agujetas, que son un efecto de tal actividad.
Acerca de las agujetas hay una serie de creencias que no suelen ser ciertas, como que se calman al consumir azúcar. A día de hoy se sabe que esto es totalmente erróneo. No hay evidencia que justifique el consumo de azúcar (esté o no diluido en agua) para aliviarlas. Probablemente esta idea viene del hecho de que al hacer deporte se vacían los depósitos de glucógeno (azúcar) del músculo y por ello se produzca este dolor, pero ambas cosas no están relacionadas. Es decir, que agotar las reservas de glucógeno no provoca dolor alguno.
Algo que no se duda es que las agujetas son el resultado de hacer ejercicio. De hecho hay varios términos para nombrarlas, entre los que se incluye "dolor muscular postesfuerzo de aparición tardía". En una persona inactiva no se presentan, pero tampoco en una persona activa que siempre mantenga esta actividad en un nivel similar a lo largo del tiempo. Esto nos hace pensar en una adaptación al esfuerzo. Efectivamente, hoy en día la teoría más aceptada es la de esa adaptación. El motivo de tener agujetas sería que dentro del músculo se producen pequeñas roturas y, por tanto, se produce este dolor. Si pensamos en el crecimiento muscular a partir de un entrenamiento, esto es precisamente lo que ocurre. En el gimnasio rompemos las fibras musculares a nivel microscópico debido al esfuerzo al que las sometemos. Para recuperarse, el cuerpo necesita descanso, durante el cual sobrecompensará el crecimiento del músculo para adaptarlo a ese nuevo esfuerzo al que se ha sometido. Esta adaptación es también el motivo por el cual se pierde músculo si no se ejercita, que sería el caso opuesto, en el que el cuerpo no desea mantener activo un tejido que no necesite. En todo este proceso median las agujetas que no son sino un testigo de lo que está ocurriendo a nivel muscular.
La teoría de la cristalización del ácido láctico está también aceptada, aunque parece que pierde apoyo paulatinamente. Está relacionada con una adaptación metabólica ante la insuficiencia de suministro de otras fuentes de energía. Sin embargo se sabe que personas que no producen ácido láctico por una disfunción pueden padecerlas.
También se dice que el ejercicio suave puede hacer que las agujetas se pasen antes pero esto puede deberse a que frenen el desarrollo muscular e interrumpan la operación. Como hemos dicho más veces, el descanso es importante para el desarrollo muscular. Por otro lado es posible que sea porque favorecen el aporte de nutrientes a los músculos, al activarlos y dilatar los vasos sanguíneos de los mismos.
Parece ser que los antiinflamatorios pueden reducir este dolor. Teniendo en cuenta esto, es posible que una dieta antiinflamatoria sea también recomendable para mitigar las agujetas. En este caso sería interesante incrementar nuestro consumo de omega-3. Y recordemos que la dieta paleolítica es de este tipo.
Si tienes agujetas o las has tenido recientemente, enhorabuena, porque probablemente sean el resultado de un entrenamiento duro. Como dicen los ingleses: "no pain, no gain" (sin dolor no hay ganancia).
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