Nada más sencillo que el título en sí mismo: gambas y champiñones. Es una receta paleolítica, sencilla y rica. Con esta entrada quiero además ilustrar lo fácil que puede ser crear un plato paleolítico y sin ingredientes extraños.
Para prepararlo necesitamos 10 minutos en la cocina. Simplemente lavamos bien los champiñones y los cortamos como queramos (yo los he hecho en láminas). Después los añadimos a una una sartén grande (encogen mucho por su alta cantidad de agua) junto con las gambas y algún aceite adecuado, claro. Una vez listos, ¡a disfrutar!
¿A que ha sido fácil? Pues hay más cosas que te van a gustar. Una de ellas es que los champiñones suelen tener una baja contaminación. Esto quiere decir que no es necesario que optes por cultivo orgánico. Me imagino que está motivado porque su crecimiento es tan rápido que no les da tiempo de almacenar residuos y, por tanto, tampoco es necesario fumigarlos. En cuanto a las gambas, puedes elegirlas congeladas y peladas, que así se preparan mucho más rápido. La congelación no hace que pierdan propiedades. Eso sí, busca que entre sus ingredientes solo figuren gambas o, como mucho, agua y sal.
Nutricionalmente los champiñones aportan por ejemplo fibra, vitamina C y B5. Y las gambas son ricas en yodo, magnesio, cálcio, fósforo y proteínas, rondando los 14g por cada 100. Este plato es muy bajo en grasa, por ello recomiendo finalizarlo con un aliño. Aceite de oliva y pimentón o perejil son una buena elección.
Dentro de un ratillo hablaremos de los aguacates, por aquello de seguir culinarios.
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